Nos encontramos en el verano del año pasado, una vez que los Golden State Warriors son eliminados de los Play-Offs por el título, con un Steve Kerr que acaba de ser nombrado nuevo entrenador del equipo, viajando a donde haga falta para reunirse con sus jugadores, para hablar y sobre todo, escucharles. Porque esta es una de las mejores cualidades del gran líder del equipo de la bahía, escuchar detenidamente.
Viajó hasta Miami para ver a un sorprendido Harrison Barnes, al que le preguntó si realmente era consciente de lo bien que tiraba, y para decirle también que ha sido utilizado de manera errónea, pero »si crees en lo que te digo, volverás a ser exitoso.» Al jugador se le iluminaron los ojos. Acto seguido, viaja a visitar a Iguoadala, un ex-Allstar y campeón olímpico a quien le dice él es el jugador idóneo para ser el sexto hombre, explicándole por qué le necesita saliendo desde el banquillo. Su contestación, sencilla pero contundente:»Simplemente, creí en él.»
De ahí viajó para reunirse con Curry, una reunión distendida, simplemente hablando sobre placeres, pasiones, dialogando y escuchando, sí, escuchando. Había mucha información que anotar y memorizar. Y sin tiempo que perder, a Australia a visitar a Andrew Bogut, con la firme intención de comentarle lo que espera de él, y por qué siente que puede ser pieza clave para el proyecto. Así, poco a poco, fue creando armonía, esperanza, ilusión en cada uno de ellos.
De esta manera fue sumando jugadores que, a posteriori, han sido claves, como Klay Thompson, Mo Speights, David Lee, hasta armar un equipo, un colectivo, en el que cada uno tenía su función, su tarea asignada sobre el parquet del Oracle.
Adelantamos un poco en la temporada 2014-2015, y aparece una de las noticias que puede ser a su vez una de las claves del éxito de este colectivo. Según el Wall Street Journal, los jugadores de los Warriors cenan juntos cuando se encuentran fuera de casa. »En 26 años de carrera en la NBA, es la primera vez que lo veo» comenta el entrenador asistente, Alvin Gentry. No fue una norma impuesta por Steve Kerr, a los jugadores les gusta pasar tiempo juntos, y el ambiente es extraordinario. »La química no se puede fingir. La tienes o no la tienes».
Un líder fuera de la cancha como Steve Kerr que ha sabido tener pausa, tranquilidad, humildad, y escuchar en todo tipo de momentos, su prolongación en la cancha con Curry, MVP de la temporada regular, jugando y haciendo jugar al máximo nivel posible a Bogut, Iguodala, Thompson, Lee, y compañía, sacando su mejor versión en cada partido, y consiguiendo ser Campeones de la Pacific Division, récord de la franquicia con victorias en casa, un dominio absoluto desde la línea de 3, 37 puntos en un cuarto, liderando la liga en porcentaje de tiros de campo, puntos por partido, porcentaje en tiros de 3, diferencia de puntos, asistencias, puntos tras robos, en definitiva, ejerciendo una maestría sobre el control del juego como pocas veces se ha visto anteriormente.
Y ¿dónde reside el secreto? En su fuerza, como personas, como grupo, en la química que se establece entre ellos, una química que no se puede explicar porque no se ve, porque es poesía.
Que tengan una muy buena semana, un fuerte abrazo.