Tu entorno y el camino que recorres

Decía Séneca que «no hemos de preocuparnos de vivir largos años, sino de vivirlos satisfactoriamente; porque vivir largo tiempo depende del destino, vivir satisfactoriamente de tu alma» y creo que no le falta razón. La reflexión de Séneca es una invitación a que nos enfoquemos no tanto en el cuánto sino en el cómo, en la manera en la que aprovechamos cada instante, cada momento que vivimos y para conseguirlo creo que existen dos elementos de vital importancia: tu entorno y el camino que eliges recorrer, las decisiones que a cada momento vas tomando en base a esos valores innegociables que cada persona debería tener en su interior.

En relación al entorno, según leía estas líneas de Séneca me acordaba del documental de Anelka, la entrevista a Gacheta y por último, el recién estrenado documental de Fernando Torres. Es curioso ver cómo los tres llegan a la misma conclusión: la importancia de tu entorno, de las personas que te rodean, quienes están contigo en la victoria y en la derrota, en las noticias buenas o no tan buenas. Un entorno que, normalmente, suele ser bastante reducido pero un entorno al mismo tiempo que vamos eligiendo nosotros. Decisiones. Qué importante es saber decidir, elegir y sin embargo en la escuela no nos enseñan a ello, ¿verdad? Tremendo pero cierto, porque estamos decidiendo a cada momento.

¿Cómo saber si las personas que elegimos son las adecuadas, las correctas, las que nos hacen crecer y nos invitan cada día a que saquemos lo mejor de nosotros? La respuesta es fácil y nos la da en unos versos preciosos Mario Benedetti: «Me gustaría pasar el resto de mis días con alguien que no me necesite para nada pero que me quiera para todo.» Dicho de otro modo, que quiera estar en nuestra vida siendo nosotros mismos, tal y como somos. Más resumido aún: Estar. Vivir la vida no es otra cosa, o al menos así lo entiendo yo, que estar de verdad, de manera plena, auténtica y verdadera. Estar de verdad es, al mismo tiempo, poner toda tu atención en la persona que tienes al lado. Escuchar de verdad para saber cómo animar, cómo alentar, cómo arrimar el hombro de la manera que la otra persona necesita. Es escuchar, mirar y hablar con el corazón, mediante amor verdadero. Porque para estar, primero hay que querer estar.

Y en segundo lugar está el camino que recorres, un camino que se vuelve pleno de verdad cuando lo compartes con esas personas. ¿Saben porque emociona luego echar la vista atrás? Por las personas con quienes has vivido esos momentos y esos momentos van ligados a un significado especial porque tú has sabido dárselo centrándote en la persona, no en dónde estás. Que se te ponga una sonrisa en la cara, una lágrima de emoción o la «gallina de piel» como diría el bueno de Johan Cruyff, no depende de dónde estés, sino de con quién. Por eso da igual si la cena es en Roma o en Marbella si delante tienes a la persona que amas; si te encuentras con tus padres de vacaciones en un lado o en otro, porque lo que quieres y más deseas es verles felices; de la misma manera en el contexto deportivo da lo mismo conseguir un ascenso en una categoría u otra; y así sucesivamente, porque lo verdaderamente importante es con quién estás. Porque la calidad del corazón de las personas con quienes estás te lleva a convertirte en una clase de persona u otra.

Teniendo en cuenta que atravesamos momentos difíciles, conviene recordar que ante tanta incertidumbre (siempre la hubo, aunque quizás ahora esté elevada al máximo exponente) la mejor decisión que uno puede tomar es aportar tanto amor como pueda a su entorno, ayudarles sabiendo escucharles y tener la paciencia para saber a cada instante cuál es la decisión más adecuada, sin precipitarte, sin apurarte demasiado. Me gustaría concluir con una reflexión de Fernando Savater, quien dice que «después de tantos años estudiando la ética, he llegado a la conclusión de que toda ella se resume en tres virtudes: coraje para vivir, generosidad para convivir y prudencia para sobrevivir.»

Que tengan una muy buena semana y traten siempre de aprovechar cada momento que la vida les regale, porque si de algo podemos estar seguro es que ese tiempo no vuelve. Un fuerte abrazo, cuídense mucho y sean felices.

«Creo más en esos equipos donde nadie se cree más que nadie, pero que juntos pueden llegar a crear cosas extraordinarias a pesar de sus imperfecciones, simplemente porque la fuerza de sus complementariedades es superior a la de sus falencias. Adoramos la perfección, pero a menudo aborrecemos a los perfectos.» (Xavier Marcet)

«El sumo bien es inmortal, no sabe dejar de existir: no conoce el hastío ni el arrepentimiento. Pues un espíritu recto nunca cambia, no se odia así mismo, porque siempre exige lo mejor.» (Séneca)

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