«No cometer errores escapa del control del hombre; pero a partir de sus errores y equivocaciones, los sabios y los bondadosos adquieren sabiduría y la ganan para el futuro.»
Plutarco
Hay dos textos en los últimos días que me han invitado a una reflexión acerca de la valentía y, en consecuencia, cuánto y de qué forma está relacionada con el sentido con el cual hacemos aquello que nos proponemos. El primero tenía que ver con el nuevo entrenador del Celta de Vigo, el «Chacho» Coudet y el carácter que le ha transmitido al equipo desde que llegó. Un carácter que tiene que ver, en resumidas cuentas, con el atrevimiento, con la iniciativa, con querer el balón, con querer llegar a portería de manera permanente y tantas veces como sea posible. En definitiva, arriesgando, invitando a la valentía de sus jugadores, a que tengan iniciativa para tomar decisiones y se despojen de los nervios o ataduras que conlleva atender a otra manera de jugar.
Días más tarde volvieron a mí estos pensamientos al leer estas líneas de Barack Obama:
-«En fin…-terció al final-. He oído rumores de que vas a presentar tu candidatura a la presidencia.
Le dije que era poco probable, pero que aún así quería su consejo.
-Alguien dijo aquello de que hay cien senadores que cuando se miran en el espejo ven al presidente- Teddy se rió entre dientes-. Luego se preguntan ¿tengo lo que hace falta? Le pasó a Jack, a Bobby, y a mí también, hace mucho. Las cosas no salieron como había planeado, pero funcionaron a su manera, supongo…[…]
-No intervendré de inmediato-dijo Teddy-, tengo demasiados amigos, pero puedo decirte una cosa Barack: el poder de inspirar a la gente no es algo frecuente. Y tampoco estos tiempos lo son. Tal vez pienses que no estás preparado, que lo harás cuando llegue un momento más apropiado, pero no eres tú el que elige el momento. Es el momento el que te elige a ti. O bien aprovechas la que puede ser tu única oportunidad, o decides si estás dispuesto a vivir el resto de tu vida con la conciencia de que ya ha pasado.»
(Una tierra prometida-Barack Obama)
Y ambos textos me llevaban a la reflexión de que cuanto más sentido tiene aquello que hacemos, más valentía aparece, más iniciativa y más convencimiento por nuestra parte debe existir. Es el sentido, la trascendencia que alcanza aquella tarea para la cual estamos llamados a realizar y que encontramos en nuestro camino la que me lleva a querer tener iniciativa, a ser valiente en la propuesta de lo que hago. En definitiva, a sacar mi «yo» más auténtico y verdadero para ayudar a quienes están a mi lado, ya sean jugadores, alumnos, compañeros. ¿Por qué nos atamos tanto a veces? La respuesta, creo, la encontramos en no querer reconocer que nos dimos cuenta de que lo que hacíamos no tenía sentido, que estábamos en el lugar equivocado haciendo la tarea errónea, o quizás la tarea era la correcta pero el enfoque no era del todo el adecuado.
Y ahora que aparece el concepto del enfoque, la perspectiva, la manera de entender lo que sucede, esto me lleva a reflexionar sobre dos vídeos que he visto hace poco. De un lado, el vídeo de J.J.Watt hablando sobre el concepto de exigencia, de compromiso, la importancia de ser consecuentes con el trabajo realizado en base a lo que cobran y que por ese motivo la actitud es algo que no se debe negociar nunca. Y por otro lado, el vídeo del profesor Fernando Signorini en una charla con jugadores de las inferiores de Chivas. Es en ese mismo tweet cuando, un poco más abajo, leo que alguien pone: «Ahora pongan el vídeo de JJWatt y saquen sus conclusiones.» Ése es el verdadero problema, que comparamos situaciones que no son comparables, porque el contexto y el enfoque que se le debe dar a cada uno de esos vídeos es totalmente diferente.
El enfoque que demos a cada uno de los momentos que vivimos, en base al contexto en el que estemos, es lo que nos permite mantenernos ligados al sentido que le damos a nuestra tarea, ya sea la de formar jugadores, educar personas o cualquier otra. Manteniendo ambos elementos, enfoque y sentido unidos, nos conduce a su vez a estar en el profundo convencimiento (que no certeza) de lo que hacemos, de lo que buscamos para esas personas, que no es otra cosa que, adivinen, tengan la suficiente valentía para querer ir hacia delante, para tener iniciativa, participar de las clases, de los entrenamientos, lanzar reflexiones, generar participación.
Su valentía se une a la tuya al mismo tiempo que te saca de tu zona de confort, su atrevimiento se une al tuyo por querer conocerles más y mejor para poder darles las herramientas adecuadas a cada instante, porque ambas partes han encontrado un sentido colectivo a lo que hacen. Un sentido que les lleva a corregir hábitos, tomar decisiones importantes, querer conocerse para descubrir qué clase de persona son y quién quieren llegar a ser. Valentía significa, además, querer reconocer la realidad del otro para saber cómo resolver los problemas a los cuales te enfrentas como conjunto.
Es esa misma valentía la que te lleva a ti a poner el foco en el proceso y no en el resultado, situando la mirada en el momento presente y solo elevándola lo justo, lo preciso, para planificar y así anticiparte a lo que pueda suceder próximamente pero jamás ponerla en la meta para olvidar que tu tarea, como todo en esta vida, es una auténtica carrera de fondo, un viaje que va a golpe de remo porque lo vives y lo disfrutas con más personas, nunca vas solo.
Y lo que convierte ese viaje en una tarea digna o no es la forma en la que tu equipo sincronice cada palada; que puedas ver en el esfuerzo el disfrute por la tarea bien hecha; la responsabilidad y compromiso de querer hacer cada acción de la mejor forma posible, porque entiendes que no hay otra forma de hacerlo. Porque en ese preciso instante has entendido que estás en el lugar correcto, haciendo la tarea correcta, con el enfoque preciso. Tu vida, en ese instante, sientes que cobra sentido y ese sentido empuja a tu valentía para que siempre quieras continuar descubriendo, mejorando, estudiando, escuchando, aprendiendo; en definitiva, viviendo mientras recuerdas que la mejor obra siempre será la que aún está por hacer.
Que tengan una feliz semana y aprovecho para desearles un feliz y próspero 2021. Las circunstancias no son las mejores, pero aún con todo les invito a que pongan el foco en lo que les suma, en lo que les contagia la risa y la alegría, para de esa forma puedan levantarse cada día de la cama con ganas de seguir viviendo «a tope the power». Un fuerte abrazo, cuídense mucho.
«Más que el dinero en sí, era el espíritu que había tras las donaciones, el sentido de pertenencia que acompañaba las cartas y los emails, lo que inyectó energía a nuestra campaña desde la raíz. Esto no tiene nada que ver solo contigo, nos decían esas donaciones, estamos aquí, en la base, hay millones de personas como nosotros, repartidas por todo el país…Y tenemos fe, estamos aquí.»
(Una tierra prometida-Barack Obama)
«Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre.»
Platón
«A través de ellos asistí a la transformación que se producía cuando los ciudadanos exigían responsabilidades a sus líderes e instituciones, incluso respecto a algo tan pequeño como colocar una señal de STOP en un cruce concurrido o incrementar el número de patrullas policiales. Vi cómo, cuando sentían que su voz importaba, esas personas caminaban ligeramente más erguidas y se veían así mismas de otra manera. A través de ellos resolví las cuestiones pendientes en torno a mi identidad racial. Porque pude ver que no había una única manera de ser negro; bastaba con intentar ser buena persona. A través de ellos descubrí una comunidad de fe: que no pasaba nada por tener dudas y preguntas, sin dejar por ello de intentar alcanzar algo que trascendiese el aquí y el ahora.
(Una tierra prometida-Barack Obama)