Estás así de cerca

Jamás se me olvidará, hace varios años atrás, la conversación que tuve con uno de mis mejores amigos. No paraba de quejarme en esa temporada como entrenador, bien fuera por el equipo, por el club, por el material, el caso era quejarse porque no estaba en ese momento nada contento con el rendimiento que obteníamos del grupo ni con lo que estábamos viviendo. Y su respuesta fue: «No puedes estar así cada día Pablo, hoy porque los balones son una mierda, mañana porque resulta que solamente bajaron a entrenar 12 chavales, pasado porque no tienes portero. Una vez que te comprometes a algo, lo haces de la mejor manera y punto. Lo que se empieza siempre se acaba, y se acaba de la mejor forma posible. Entrena, sea como sea, entrena y entrénales lo mejor que puedas, porque eso es lo que sí puedes controlar. Punto.»

Años más tarde, como le dije hace unas semanas, solo podía darle las gracias porque hay enseñanzas que solo se aprenden con el tiempo. Una de ellas es aquella consistente en no poner excusas y sí buscar las soluciones, constantemente buscar nuevas fórmulas que permitan sacar lo mejor de ti y de las personas con quienes estás. De eso va el fútbol en concreto, el trabajo en el que estés sea cual sea y la vida en general. No pararte a buscar excusas, a lamentarte y llorar, te reconduce a la tarea de buscar soluciones, ser optimista y no perder nunca la esperanza. Tratar de aguantar cada día dando lo mejor, como decimos ahora con nuestros alumnos de TSEAS, remando juntos. Siempre juntos.

Porque uno se da cuenta de que lo importante en esta vida es conseguir que se reme juntos, que se pedalee juntos como el mejor pelotón posible, relevándose unos a otros. Si estás fuerte, tiras del pelotón. Si te agotas, te pones a rebufo y coges fuerza. Pero sigues, sigues y vuelves a seguir, porque todo es por y para el grupo. Hace unos días un alumno del ciclo de TSEAS me mandaba la foto que hoy es portada del post, diciéndome lo siguiente: «Esta foto la he hecho hoy. Hemos tenido que cortar y quitar más ramas que quitar nieve. El tema es que justo un señor ha dicho esta frase: «mientras que rememos todos juntos nada nos parará» y me he acordado de ti, porque aún estando de voluntario y ayudando, la gente no ha dudado en salir a quitar nieve y despejar las carreteras. Es lo que me gusta de España, que siempre remamos juntos como tú dices.» No pude evitar emocionarme al leerlo.

Alumnos que hacen el esfuerzo de levantarse antes de las clases para arremangarse, para ayudar en la calle en lo que haga falta, porque han entendido que estés en el contexto que estés, el bucle de la queja no vale absolutamente para nada. Que lo único que realmente importa es saber qué puedo hacer por la persona que tengo al lado, por mi grupo, por mi equipo y ponerme a funcionar. Porque lo único que puedo controlar es lo que sí depende de mí. Ya lo decía Séneca en sus Tratados morales:

«Y tú, ¿qué haces, Séneca? ¿Abandonas tu partido? Con razón dicen nuestros estoicos: «estaremos en el tajo hasta el final, no dejaremos de trabajar por el bien común, de ayudar a todos y cada uno, de socorrer, incluso, a nuestros enemigos con mano tendida. Nosotros somos los que no tenemos ningún año libre y, como dice aquel varón excelentísimo: Canitiem golea premimus. Ceñimos con el casco nuestras canas.»

(Séneca)

Dar sin esperar absolutamente nada a cambio, dar lo mejor de ti a cada momento porque entiendes que ese es tu deber como persona en la sociedad en la que te encuentras. No te entregas a fondo en estos días quitando nieve, echando sal a las aceras, haciendo la compra para las personas más mayores para luego hacerte un selfie. No, la vida no va de ponerte medallas. Lo haces porque entendiste que es lo que debes hacer y así sale de tu corazón esa respuesta honesta, verdadera, sincera y humilde. Te quedas en casa porque sientes que es tu deber como ciudadano en esta pelea colectiva contra la Covid 19, porque aún quedándote en casa si tienes salud y tienes trabajo entonces tienes mucho que agradecer y ningún motivo para quejarte, para lastimarte o para poner excusas y no cumplir con tu obligación, con tu deber, como ser humano.

Cuando logremos entender que cumplir con nuestro deber no es «quitarnos de»; no, en absoluto, es dar, y como muy bien decía el sabio de Séneca:

«Entonces, ¿qué? dirás, ¿tú das para recibir después? Mejor, para no perder. Vaya la donación a aquel lugar de donde no pueda reclamarse, pero sí ser devuelta. El beneficio hay que enterrarlo como a tesoro profundamente escondido, que no has de desenterrar si no fuere necesario.»

(Séneca)

Cuando logremos comprender que dar desde el corazón es la mejor inversión ya no solo para nosotros, sino para las personas con quienes compartimos trabajo, afición, bloque de vecinos; que esa es la mejor enseñanza para ayudar a crecer a las generaciones que vienen en camino; solo entonces nos volveremos a poner en el buen camino. El camino que en su momento marcaron sabios como Séneca, Sócrates, o Platón; que por momentos parece que hemos abandonado pero que, sin embargo, nunca fue, es ni será tarde para retomarlo. Porque esa sí es una elección que depende única y exclusivamente de nosotros mismos.

Dejen de mirar hacia dentro y miren hacia fuera, observen el agotamiento de todo el personal sanitario, de miembros de la Policía Nacional, Policía Local, UME, Bomberos y un largo listado de personas que se están entregando a esta causa que nos incumbe y nos ocupa a todos. O el esfuerzo termina por ser de todos, o la derrota será tremendamente dura. Es necesario, de vital importancia, que todos entendamos cuánto nos estamos jugando, porque es sin duda el partido más importante contra un rival tremendamente complicado. Sigamos remando juntos, como equipo, hasta el final.

Un fuerte abrazo y que tengáis una feliz semana.

«-Cuando se carece de la disciplina interna que produce la serenidad mental no importan las posesiones o condiciones externas, ya que éstas nunca proporcionarán a la persona la sensación de alegría y felicidad que busca. Por otro lado, si se posee esta cualidad interna, la serenidad mental y estabilidad interior, es posible tener una vida gozosa, aunque falten las posesiones materiales que uno consideraría normalmente necesarias para alcanzar la felicidad.»

(El arte de la felicidad)

«Nunca confía tanto el general en la paz, que no se prepare para la guerra que le ha sido declarada, aunque no se lleve a cabo. A vosotros os desvanece la casa hermosa, como si no pudiera quemarse o venirse abajo. Os ciegan las riquezas ostentosas, como si estuvieran exentas de todos los peligros, y como si fueran tan grandes que la fortuna careciera de fuerza para no devorarlas. Jugáis ociosos con las riquezas, sin prevenir sus riesgos. Os sucede a menudo lo que a los bárbaros, que asediados tras las murallas, ignoran las máquinas de guerra, miran perezosos el trabajo de los sitiadores, y no entienden qué finalidad tiene todo aquello que se construye a lo lejos.»

(Séneca)

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