Estábamos ya todos listos, preparados, con ganas, mucha ilusión, porque nos enfrentábamos a los que en ese momento eran líderes de la liga, en su casa, contra jugadores mucho más grandes que los nuestros, que tenían más fuerza también, pero quizás por eso el reto motivaba mucho más, porque nos encanta el reto, creemos que cuanto mayor es el esfuerzo, mayor es el logro que se obtiene, pero…
Percibía, sentía en ellos un pequeño grado de duda, parecían decirme con la mirada: »Pablo, ¿crees que vamos a poder jugarles de igual a igual? Son mucho más grandes que nosotros. En la ida nos ganaron 0-2 en casa Pablo, ¿por qué ahora sí? Tienen mucha más fuerza que nosotros…» Todo eso, en una mirada. Y quizás por eso decidí actuar, si bien es cierto que ya tenía muy clara la idea, la pequeña historia que quería contarles, con el fin de darles un motivo, una razón a la que agarrarse para seguir creyendo, tratando de llevar su atención al »se puede», »sigamos creyendo», »tengamos fe en nosotros»; creo que fue la charla más emotiva de toda la temporada…
»-. Sé que muchos de vosotros aún os acordáis del partido de ida, de lo grande que eran esos jugadores, la fuerza que tenían, y cuánto nos costó ser competitivos en los duelos cuerpo a cuerpo, y que por ese motivo dudáis de que hoy seamos capaces de hacerles frente. Ahora bien, ¿cuál fue la conclusión que sacamos de ese partido? Que lo perdimos nosotros ya de antemano, porque jugamos con miedo, con dudas, con nervios, todo ello sin motivo alguno. No creímos en nosotros, y en consecuencia perdimos. ¿Verdad o mentira?
-. Sí, tienes toda la razón Pablo, ese día no fuimos nosotros.
-. Pues bien, hoy sí tenéis que jugar con esa personalidad que tenéis, con ese carácter que es lo que nos ha hecho estar donde estamos a día de hoy. Todo lo que tenemos, todo lo que somos, lo hemos conseguido a base de creer en nuestro trabajo, ¿por qué íbamos a dejar de creer hoy? No hay ningún motivo para dudar. Sólo os pido una cosa hoy chicos, que seáis valientes, no podemos dejar de disfrutar y jugar como sabemos por un miedo infundado que hemos creado nosotros, por unos nervios que no sabemos ni de dónde vienen. Hoy, más que nunca, debemos ser valientes, con humildad sabiendo cuáles son nuestros puntos débiles para reforzarlos bien, pero valientes, atrevidos, porque es así como entendemos que hay que jugar y vivir la vida, lo llevamos diciendo toda la temporada, valentía para jugar arriesgando, siendo ofensivos, contundentes, tocando el balón, combinando, siendo atrevidos, porque es así como lo venimos haciendo. Mirad, en la última de las intervenciones que tuve de pequeñito, el cirujano salió fuera porque debía hablar con mis padres, hacerles saber que la operación podría ir bien o no, que estaba en juego mi vida pero que era la única opción de que saliese adelante, por tanto debían tomar una decisión. Y mis padres, siendo valientes, dijeron que adelante, que al menos había que intentarlo, había que pelear hasta el final. Su valentía es la consecuencia de que hoy, Sábado, esté delante de un grupo de personas increíble que me ha hecho disfrutar de una manera inimaginable; valéis mucho, de modo que sólo os pido una cosa: Hoy sed más valientes que nunca, como en cierto momento lo fueron mis padres. Prometedme que lo seréis…»
Centré mi mirada en todos, y lo que vi me hizo llorar. 20 jugadores con ojos llenos de lágrimas, algunos con un tic nervioso en la pierna que le hacía moverla a una intensidad vertiginosa, como queriéndome decir: »Estoy como loco por salir Pablo, y darlo todo por este equipo»; otros no eran capaz de levantar la mirada del suelo por la emoción que tenían, y otros sólo con la mirada me decían »Gracias por confiar en mí, en nosotros». Pocas veces he vivido un momento así en un vestuario, antes de un partido. ¿La consecuencia? Uno de los mejores partidos, todos compitiendo al máximo nivel posible, con ilusión, ambición, motivación, sin el más mínimo margen para la duda. ¿El resultado? Victoria por 0-1. Y una demostración más, para ellos, de que cuando la creencia colectiva es sólida, un equipo muestra su cara más competitiva.
Como bien dijo Ibai Gómez posteriormente al partido FC Barcelona-Deportivo Alavés, »la clave está siendo la ilusión con la que juega el equipo.» Y es que sin ilusión, confianza, fe, y convicción, es mucho más difícil conseguir los retos que nos proponemos día tras día. Que tengáis una muy buena semana, un fuerte abrazo.
»Nuestros valores deciden nuestro carácter. Nuestro carácter decide nuestro valor.»
»El reto de cada equipo es construir un sentimiento de unidad, y de dependencia de unos en otros.»
Vince Lombardi