La verdadera victoria

«La competencia que hace crecer al ser humano es la de cada ser humano consigo mismo.» (David Dóniga Lara)

«Saber quién y cómo eres» dos preguntas fundamentales, y que sin embargo en la mayoría de las ocasiones se plantean tarde en el mejor de los casos, y en la mayoría de las personas no tienen la oportunidad de encontrar a otra persona que se las plantee. Dos preguntas que abren la llave a la posibilidad de generar un verdadero y auténtico auto concepto; dos cuestiones que son el pistoletazo de salida para trabajar en el incremento de la auto confianza, de la auto estima, y el enfoque de la atención en lo que realmente importa: tu camino.

No hablo de tu camino de manera individual, egoísta, y que solo lo recorres tú; porque si algo he dicho en numerosas ocasiones es que somos quienes somos, gracias a las personas con quienes recorremos ese camino. Me refiero, más bien, a evitar la comparación, a evitar como dice muy bien mi amigo David Dóniga, «que los demás sean mi instrumento de medida para medir mis logros, para darme valor.» Tendemos siempre a la comparación cuando los niños son pequeños, con frases tan penosas como «eres el mejor»; acompañadas de palmadas en la espalda que se convierten, con el tiempo, en frustraciones de un grado desmedido que no saben gestionar ni controlar.

Como bien me decía una de las personas más especiales que tengo en mi vida, «tienes que tener muy claro quién eres, y cómo eres, porque eso es lo que te permite ponerte en valor, teniendo muy presente qué es lo que mereces y qué no, aplicado a todos los ámbito de tu vida.» De hecho, hablando de lo que merecemos hay una frase que siempre repito a mis alumnos al terminar las sesiones: «No se conformen con menos de lo que merecen.»

¿Por qué? Porque normalmente, se tiende a infravalorar lo que uno tiene dentro de sí, el potencial que hay en su corazón, en su persona, y en lo que puede llegar a ser. Todos necesitamos que se tiendan puentes de conversación verdaderos, mediante el uso de la pregunta como palanca clave, para que suponga una invitación verdadera a recorrer el camino que merecemos disfrutar, y vivir. Porque la vida no se gana, se disfruta. Porque cuanto más se disfruta, más se crece.

Pero al mismo tiempo, es muy difícil disfrutar de la vida si uno no sabe quién es, cómo es, y no la vive con verdadero amor, con verdadera pasión. Porque como dice David, «sacar lo mejor de ti mismo y estar un poco más cerca de tu potencial servirá, a la vez, a los demás, como estímulo y ejemplo de mejora que incentivará su movimiento, provocará su contagio, su contaminación positiva.» Solamente podemos contagiar de esa manera cuando sabemos quiénes somos realmente, qué tenemos dentro que nos hace diferentes, y qué podemos sumar a las personas con quienes compartimos nuestras vidas. Porque los dones, si no son para compartirlos, carecen de sentido.

Y de ese modo, cuando uno entiende que la vida es ponerse «a disposición del rival, del compañero o del amigo al que nos enfrentamos, ya sea para ganar un premio, alcanzar un ascenso o sacar una sonrisa a un niño, implica comprender que, si damos lo máximo de nosotros, exigiremos al oponente que dé lo máximo de sí mismo, y viceversa» (David Dóniga Lara); solo entonces uno logra comprender que ha logrado ser la mejor versión de sí mismo, siempre con la ayuda de las personas especiales que hay en su vida, y con ello ha logrado la verdadera victoria.

Una victoria que sólo será verdadera, que solamente será auténtica, cuando realmente sepas quién eres, y cómo eres. Dos preguntas a las que dar respuesta es una tarea que se logra compartiendo tu camino con personas que te quieren de verdad, queriéndolas escuchar, y hacerles partícipe de tu crecimiento personal. Un crecimiento personal que está plagado de momentos, de conversaciones, de sonrisas, de miradas que no necesitan hablar, de abrazos, besos, reflexiones; que te llevan de manera verdadera, auténtica, a saber quién quieres ser, y cómo quieres ser.

Que tengan una santa Semana Santa, y nunca dejen de sonreír. Siempre hay una persona que necesita la luz de nuestra sonrisa.  Un fuerte abrazo.

«Ganemos o perdamos, ese resultado será anecdótico y celebrado por ambas partes. La verdadera victoria, gracias a ambos, habrá sido ser la mejor versión posible de uno mismo. Ese es el verdadero crecimiento.» (David Dóniga Lara)
«Nunca tengas miedo a tomar una decisión por miedo al fracaso, al «qué te dirán»; si estas convencido de que es lo que quieres, insiste. Ve a por ello, una y otra vez, más aún si tienes claro que vales mucho.»

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