»Creo que hemos perdido en general, y al generalizar evidentemente hay mil excepciones, un poco el espíritu guerrero del deportista. Digamos el espíritu histórico de los balcánicos. Tú jugabas contra los yugoslavos o los húngaros, pero sobre todo contra los yugoslavos, y sabías que había partido hasta el pitido final. Daba igual que les estuvieras zurrando bien; ellos seguían en pie, aguantando y aguantando, esperando su oportunidad. Debemos recuperar ese espíritu. Te han dado un golpe, vale, pues aguanta, resiste, trágate la sangre y no pienses en nada, ni en los planes que se han roto ni si es una injusticia y es inmerecido, ni que eras el favorito.»
Ayer en el día de mi cumpleaños en uno de esos momentos en los que uno recuerda su vida, cómo la ha vivido, y que has hecho con lo vivido, recordaba ese fragmento de texto que leía hace unos días del libro Pep Guardiola: La metamorfosis. Eran unas palabras de Manel Estiarte, y reconozco que me vi muy reflejado en ellas, porque la vida me ha puesto a prueba de manera constante, probando mi capacidad de aguantar, de ser optimista, de ser maduro cuando a lo mejor ni siquiera tocaba, entrenar mi cabeza para dirigir la atención a lo positivo, a lo que suma, aún cuando a veces tenía la sensación de que no había nada positivo que encontrar.
Reconozco que soy incapaz de no emocionarme recordando todo por lo que he pasado, desde cuando empecé a saber todo lo que pasé de recién nacido, por lo que pasaron mis padres viéndome en esos meses tan malito. Más tarde en el colegio, con los problemas de audición, esos defectos físicos que siempre pasan factura, que son motivo de risas y burlas, porque eres diferente, simplemente por ese hecho. La etapa del instituto como algo que me resultó un esfuerzo bestial, porque justo ahí decidí intentar la primera operación con el fin de llegar a la universidad ya con el aparato, para evitar las dificultades que sabía tenía por tener sólo un oído. Viajes a Pamplona cada quince días para saber si el implante iba bien, o por el contrario no se terminaba de osteointegrar en el hueso auditivo. No es fácil estudiar exámenes cuando tienes el estado de ánimo por los suelos, créeme, nada fácil, porque la cruda realidad es que no tienes ganas de nada, cuanto más de aprobar exámenes. Ver que lo que tanto anhelas, soñabas con ello, imaginabas, pensabas, que lo tenías al alcance de la mano, y al final 9 meses más tarde…te dicen que escupirás el tornillo. Ciao, se acabó, esta vez no toca.
Sacas tu carrera universitaria escuchando por un oído en el cual, encima, tienes pérdida de agudos, por lo que te pierdes apuntes por el camino, apuntes que recuperas gracias a los compañeros tan increíbles que tienes, estudias con tus amigos de residencia reforzando lo que apenas escuchaste en clase hasta las mil de la noche, y al día siguiente más, no paras porque no te vale una excusa por respuesta, no paras….aún sabiendo que deberías parar porque no puedes con tu alma, porque estás agotado, porque aún no sabes pero te lo dirán más adelante que el cansancio que notabas a veces, no era normal, estabas malito, pero da igual porque no a ti no te valieron nunca las excusas.
Se avanza cual rompe hielos, a velocidad de crucero, aún notando cansado a veces tanto que no puedes ni salir un rato con los amigos porque cuando llega el fin de semana estás destrozado, entre el Máster de Profesorado, los entrenamientos del equipo, tu cuerpo te dice que no, que basta ya de hacer esfuerzos, pero llevas estorzándote toda la vida, cada día de tu vida por un motivo u otro, y sigues, sigues, caminas, siempre adelante, con los objetivos claros y la mente limpia de tóxicos, aún aguantando coñas, bromas, tú sigues porque tienes claro lo que quieres y vas a por ello. Vas al trabajo con máxima ilusión, pero preocupado porque pasas revisiones cada mes, cada analítica es clave para ver si el tratamiento funciona, si das negativo o no, si la carga viral desaparece de tu cuerpo. Ni que decir tiene que a la última consulta, aún sintiéndote imparable, vas acojinado porque sabes lo que te juegas, tu salud, lo más bonito, lo más grande, poder estar bien, y que tus padres ganen tranquilidad, que ya está bien, que se lo merecen un poco.
Sales de esa última consulta llorando de felicidad, equiparable a cuando te pusieron el aparato y escuchaste por primera vez; similar al instante en el que estabas sentado delante de tu ordenador y veías en el expediente de tu Licenciatura de CCAFyD todas las asignaturas aprobadas; aprobar tus Masters, tu carnet de conducir; que todo eso que pensabas que era imposible, que jamás lo lograrías, lo has superado pero emociona más aún sentir que no lo has logrado sólo, que de hecho no te has sentido solo jamás porque has conocido a gente muy buena, no numerosa, pero sí verdadera, auténtica, con un corazón increíble, que siempre te han ayudado, te han mostrado otra manera de ver la vida, transmitido confianza cuando más lo necesitaba, tranquilidad cuando tus pulsaciones estaban en un registro demasiado alto, valentía cuando tuviste miedo, sonrisas cuando llorabas, y un empujón cuando te echabas para atrás. La vida me ha regalado la lección de no rendirse nunca, la importancia de ser una buena persona ante todo, disfrutar de los momentos sencillos, de la sencillez de vivir, y creer firmemente que, como bien dice Álex Rovira, vivimos a la altura de nuestras creencias, no de nuestras capacidades. Puedes porque crees que puedes. Y yo, te invito a creer. Un abrazo muy grande, que tengáis una muy buena semana.
Volved a emprender veinte veces vuestra obra, pulidla sin cesar y volvedla a pulir. (Nicolas Boileau)
Encuentra lo que amas y deja que te mate. (Charles Bukowski)
El arte de dirigir consiste en saber cuándo dejar la batuta para no molestar a la orquesta. (Herbert von Karajan)
Tenga cuidado con las cosas pequeñas. Su ausencia o su presencia pueden cambiarlo todo. (Han Shan)
El que solo busca la salida no entiende el laberinto, y, aunque la encuentre, saldrá sin haberlo entendido. (José Bergamín)