Entrenar mola

»Jope, mañana no tenemos entrenamiento entonces?

No, mañana es festivo. Qué pasa? Te molaría entrenar? Te gustaría que quedásemos todos, y salir a correr por ejemplo? Por algún parque?

Sí, estaría genial. Todos juntos.

¿Por qué te apetece? 

Porque entrenar mola; mola mucho venir a los entrenamientos.»

Anoche cuando estaba a punto de caer dormido, la última imagen era la de nuestros 20 enanos (divididos en grupos de 10), golpeando el balón desde fuera del área, y  ver sus caras de sorpresa cuando la mayoría lograba que el esférico entrase en la portería sin botar antes de la línea de gol. Todos contentos por el avance de todos, porque si uno avanza, si uno de los nuestros crece, todos crecemos, porque no somos nadie si uno de los nuestros se desanima. Hasta en eso demuestran que ya somos algo más que un equipo de fútbol.

Y es que hasta en estos pequeños detalles nuestros peques no paran de darme lecciones. La mejor de todas, aprender a disfrutar del avance más pequeñito, ese que casi ni percibes si no les observas día a día de manera minuciosa, porque ese avance es, probablemente, el más significativo, el más auténtico. Porque es un avance que lleva consigo trabajo, carácter, esfuerzo, pero sobre todo, constancia, perseverar en el intento de creer que aunque sigo fallando una y otra vez, lo voy a conseguir porque soy capaz, porque creo, porque puedo, porque vivo a la altura de mis creencias. Y lo termino logrando.

Hace tres meses, cuando comenzamos en Septiembre, no éramos capaces de dar varios pases consecutivos en una posesión, existía un miedo tremendo a pedir el balón, a querer ser protagonista, a ir a la disputa de balón con fuerza para robarlo, disparar a portería con fuerza, apenas se hablaban entre ellos. Mi amigo Óscar me dijo una vez »Son miedos de niño Pablo, tranquilo, sigue trabajando, y desaparecerán poco a poco», y cuánta razón tenías.Pasado este tiempo, cuando uno echa la vista atrás y lo ve como si de una película se tratase…cuánto ha cambiado esta película. Ahora quieren jugar, la piden, combinan entre ellos, disfrutan con el balón, tienen sus piques porque alguna patada se calcula mal y va a la espinilla, y se tienen que rascar un poquito…disparan a portería con la técnica y potencia muy mejorada. Caminan hacia delante sin miedo.

En el vestuario, entre ellos se hablan, se divierten, observas cómo han evolucionado en ese aspecto, no son tan tímidos, ves lo bien que conectan unos con otros, se entienden, se escuchan, se respetan. Cuando uno ve todos estos pequeños cambios, del día a día, de ponerles retos, exigiéndoles desde el respeto, aprovechando cada minuto de entrenamiento al máximo porque sabemos que, si queremos crecer, hay que trabajar duro, no hay otro camino, porque como bien dice mi amigo Álvaro, los atajos no existen; uno se reafirma en la idea de que, para conseguir la victoria en el partido, primero debes lograrla en el entrenamiento.

Una victoria que tiene más que ver con los hábitos que se adquieren, con el carácter que te lleva a exigirte, a querer más, a respetar y no menospreciar a nadie, exponerles ante situaciones abiertas donde tengan que tomar decisiones para que entiendan que, en el fútbol como en la vida, tenemos un sentimiento de responsabilidad tremendo, que cada acto tiene su consecuencia, y que mis decisiones las tomo yo. Aprender a saber marcarte un objetivo, y pelear por él, pero de verdad, no sólo de palabra, con hechos, con trabajo diario y constancia. Esa es la victoria más importante.

¿Por qué? Porque si consigues esa victoria, todo lo que hagas será digno, responsable, y para sentirte orgulloso. Te terminas dando cuenta de que cada momento, cada etapa que vives en esta vida sucede por algo y que siempre hay un aprendizaje increíble que puedes extraer de todo ello, pero se necesita calma, paciencia, porque con tranquilidad lees mejor todas las situaciones. Y eso, como me decía mi buen amigo Joyce el domingo, »es un aprendizaje de narices, tranquilo, camina, sigue caminando.» Y eso haremos, caminar hacia delante, trabajar, vivir el presente sin agobios, porque entrenar…mola. Disfruten de la semana, les mando un abrazo muy fuerte, y nunca pierdan la sonrisa.

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»La voluntad siempre vence.»

»Se quiere más lo que se ha conquistado con más fatiga.» (Aristóteles)

»Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años.» (Abraham Lincoln)

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