Hace cuatro días leía en el instagram de mi amigo Álvaro Merino una frase que me encantó: «Solo cabe progresar cuando se piensa en grande. Solo es posible avanzar cuando se mira lejos. (José Ortega y Gasset).» Comienzos de Septiembre, un mes en el cual es típico marcarte objetivos para este nuevo curso, esta nueva temporada, porque quieres que todo vaya bien, muy bien, lo mejor posible de hecho. Lo malo es que no es cuestión de un mes, sino de un plazo de tiempo mucho más amplio, y por ese motivo te recuerdo un ingrediente indispensable para que te acerques al éxito en el cumplimiento de dichas metas u objetivos: constancia.
«El éxito es talento más preparación. El problema de este punto de vista es que, cuanto más miran los psicólogos las carreras de los mejor dotados, menor les parece el papel del talento innato; y mayor el que desempeña la preparación.» Extraigo este párrafo del libro Fueras de serie: Por qué unas personas tienen éxito y otras no (Malcolm Gladwell), porque se reafirma en la necesidad de ser perseverante, constante, en el desempeño de la tarea que nos ocupe. Además, en el mismo se encuentra un experimento como prueba número uno de la importancia de las horas que dedicamos a aquello en lo que queremos mejorar.
El experimento consistió en dividir a los violinistas de la Academia de Música de Berlín. En el primer grupo estaban las estrellas, en el segundo los denominados «buenos», y en el tercero los estudiantes que tenían pocas probabilidades de llegar a tocar profesionalmente. ¿Dónde radicó la diferencia? En el número de horas que tocaban en el curso de toda su carrera, produciéndose un dato muy relevante. Cuando los estudiantes acumulaban ocho años de carrera era el momento en el cual comenzaban a surgir diferencias, de manera.
Los estudiantes que terminaron como los mejores de su clase empezaban ya tocando más horas que todos los demás: seis horas/semana a los nueve años, ocho horas/semana a los doce, dieciséis a los catorce, y así sucesivamente, hasta que a los veinte tocaban bien por encima de las treinta horas semanales. De hecho, la realidad era que, a los veinte años, los intérpretes de élite habían acumulado diez mil horas de práctica cada uno. De modo que el tiempo de dedicación, la constancia, se aparece como un ingrediente esencial en la adquisición de grado de maestría.
Ahora nos vamos al deporte, a nuestros deportistas que no paran de darnos lecciones. Alberto Contador ganando la penúltima etapa de la Vuelta Ciclista a España, Rafael Nadal (otra vez número 1 del ranking ATP) ganando el US Open, al mismo tiempo que Garbiñe Muguruza vuelve también a ser número 1 ganando además el Wimbledon 2017, y la selección española masculina de baloncesto acercándose cada vez más a otra final en un Eurobasket. Me quedo en estos últimos porque, durante la retransmisión posterior al partido contra Turquía enfocan a Pau Gasol en el vestuario y le hablan sobre la idea de hacer una fiesta por la consecución de la victoria, a lo que el propio Pau contesta tajante: «¿fiesta?¿dónde? Concentración, concentración.»
Este tipo de deportistas que tenemos la suerte de disfrutar en España, no paran de enseñarnos que en esta vida uno no puede rendirse jamás, que no hay motivo para dejar de pelear por aquello que te motiva, que te ilusiona, por tus objetivos, tus metas, tus sueños, pero al mismo tiempo es bueno tener presente que el camino que se recorre es muy largo, lleno de obstáculos, muros, dificultades, y por estos mismos motivos ser constante en el grado de esfuerzo que pones en tu día a día cuidando los pequeños detalles se convierte en un elemento esencial para la consecución de esos objetivos.
A nivel personal si algo me ha enseñado la vida es que debes poner máxima pasión, máxima ilusión, motivación, en cada tarea que llevas a cabo en tu día a día. Nunca podemos fallarnos a nosotros mismos, eso sería imperdonable. Aunque el día sea malo, aunque los obstáculos a simple vista parezcan demasiado grandes o difíciles de salvar, si algo tengo claro es que lo que marca la diferencia entre llegar a conseguirlo o no es cuánto estás dispuesto a poner de tu parte.
Hace unos años que tenía en mente escribir mi libro, y ese pensamiento, ese sueño, se convirtió en una realidad el pasado mes de Agosto, aprovechando los meses de verano para completarlo. Ha sido una experiencia preciosa, realmente bonita, pero aún con todo las complejidades no han terminado, las dificultades siguen estando ahí porque por ejemplo, no sé cómo voy a conseguir financiarlo para que se lance la primera edición. Pero, ¿eso lo convierte en algo imposible de conseguir? No, porque tengo claro que lo que vale la pena necesita de tiempo, trabajo, y ganas de reinventarse.
Era difícil imaginar que podría escuchar por ambos lados, y ahora disfruto de esa oportunidad gracias a un implante osteointegrado en mi lado derecho. Me vine abajo cuando me detectaron Hepatitis C por las transfusiones, y ahora disfruto de estar con una energía que hacía tiempo que no sentía. Por tanto, estoy obligado a creer, la vida me ha enseñado que nunca hay que dejar de luchar, que rendirse jamás debe considerarse una opción.
Quería terminar el post de esta manera, con una invitación a ti para que te mantengas firme en aquello que te has propuesto, porque quizás a veces los objetivos no se consiguen cuando uno quiere, sino más bien cuando las circunstancias son las propicias, pero la constancia, la perseverancia, el trabajo diario, probablemente te acerque a lo que deseas.No te desanimes, y mira lejos.
Que tengan una muy buena semana, les recomiendo los vídeos que adjunto a continuación, creo que les van a emocionar:
«Observa con ojos brillantes al mundo que te rodea porque los secretos más grandes están siempre escondidos en los sitios más insospechados. Aquellos que no creen en la magia nunca la encontrarán.» (Roald Dahl)
«Llegar a una meta es el punto de partida hacia otra.» (John Dewey)
«¿Que sería de la vida, si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?» (Vincent van Gogh)