De la plaza a 3ª División

«No deberías hacer diferencia entre la vida real y la arquería; para ambas, existe sólo una verdad. En cada disparo, debes renovar tu existencia y reintegrarte con el universo, porque es sólo al unir tu ser con el universo como este ser se torna real. Por esto la meta del arquero es elevar su carácter y entrenar su espíritu al apuntar a si mismo. Es también la razón por la que debe hacer énfasis no en la técnica sino en el espíritu. El verdadero llamado de la arquería es, por lo tanto, adquirir más influencia sobre tu propio espíritu, haciéndolo más caballeresco y tanto más humano y, de este modo, producir más verdaderos sabios y santos.» (Dogen Zenji)

Hace un par de semanas me enviaban un artículo de un periódico deportivo, relatando que ya sólo quedaban dos equipos en toda España que hubiesen ganado todos sus partidos de liga. Estos equipos eran el UD Logroñés y el Moralo CP, siendo éste último el equipo del pueblo en el que viví toda mi infancia y posterior adolescencia. La noticia me emocionó porque en ese equipo hay jugadores con los que he crecido, con quienes compartí momentos de mi infancia en el Colegio, jugando al fútbol en la plaza del Ayuntamiento, y todos esos recuerdos comenzaron a llegar a mi mente.

Tras hablar con Lolo, uno de esos jugadores, a quien conozco desde que éramos unos niños jugando en la plaza del Ayuntamiento partidos que para nosotros eran de máxima importancia (sí, esos partidos que ahora no ves en la calle y que tanto echo de menos), llegaba a la conclusión que se transforma en reflexión en este post: la importancia de en quién nos vamos transformando, conforme avanza nuestra vida. Es cierto que luego vimos nuestros caminos separados, él con sus amistades, yo con las mías, él se quedó allí, yo me marché a Madrid en busca de oportunidades, de poder seguir creciendo. Pero siempre nos hemos alegrado de vernos.

Porque siempre hay algo que te une a esa persona, en nuestro caso la pasión que sentimos por el fútbol, la dedicación y la ilusión como él bien decía «como si fuese un niño» cuando llegan los días previos al partido. Cada uno de nosotros tenemos la infancia que nos toca, no la elegimos, no tenemos ese poder de decidir; pero lo realmente bonito es la persona en quien te vas convirtiendo a medida que vas dando pasos, tu capacidad para conducir y/o reconducir tu vida hacia lo que te apasiona, hacia lo que amas, buscando sacar la mejor versión de tu persona día tras día.

Raúl, más conocido como «Rulo» me lo decía unas navidades (cuando aún podía ir en esas fechas a hacer una visita): «Después del año tan bueno que hicimos, recibí ofertas de otros equipos para irme, ganando más dinero. Pero al final, miras lo que tienes aquí, el grupo que se está formando, que yo quiero sacarme lo que estoy estudiando para poder tener más opciones de trabajo. El buen rollo que hay con los compañeros, el grupo que somos, es lo que nos ha llevado a estar donde estamos». Esta conversación, salvando la distancias, me lleva a la que mantuve con Nano hace dos semanas, contándome que mucha gente no entendió su decisión en ese momento, pero que él se basó en lo que necesitaba para ser feliz, qué era aquello que quería, y que su cuerpo le pedía.

No todo en esta vida es dinero; quizás para algunos sí, eso ya es cuestión de preferencias. Pero bajo mi punto de vista, el dinero en cantidades desorbitadas, la fama, y todo lo que le acompaña, se va con la misma rapidez que viene porque nada de lo que hay ahí es sincero, honesto. Todo puro interés. De la misma manera que para mí lo realmente importante es en qué clase de persona me estoy convirtiendo, mientras sigo creciendo en mi día a día, también considero clave la capacidad nuestra de desprendernos de todo lo que nos sobra, de todo aquello que no es necesario llevar consigo, hasta saber quedarnos con la esencia, con lo que realmente importa, lo que nos hace felices, aquello que nos hace fluir y donde sacamos todo nuestro talento.

Hace unos días en la Universidad tuvimos un seminario de nuestra misión, la de nuestra Universidad, que me encantó por todo lo que me llevé de esos dos días. Y hubo una actividad en la cual, separado en columnas, aparecía: 0-10 años/10-20 años/20-30 años/ para que escribieras en cada columna los acontecimientos relevantes. Yo llegaba tarde porque había tenido dos reuniones antes, y cuando mi compañera me explicó la tarea, mi contestación fue tan breve como contundente: «¿Qué me he pasado? Demasiado, en tan poco tiempo.» Empecé a escribir en cada columna, y luego cuando tuve explicarlo, exponerlo a los compañeros, no pude evitar emocionarme mucho. Porque con una vista rápida a las columnas, uno veía cuán difícil ha resultado a lo largo de estos años, la cantidad de veces que he afrontado realidades nada agradables, y cómo había conseguido con la ayuda de la gente que me quiere, salir de todas ellas.

Justo en ese momento recordé unas líneas que David Dóniga me dedicó, y que las tengo guardadas como si de un tesoro se tratase, para cuando pueda publicar mi libro: «La realidad es que, una vez repartidos los papeles, no hay vuelta atrás. Lo único que podemos hacer es aceptar con amor lo que nos ha tocado y hacer una interpretación de Óscar; una actuación que disfrutemos como «enanos» durante su desarrollo, con sus momentos de drama, comedia y, como no, de romanticismo, y que al bajar el telón nos reconforte por haber dado todo y haber gozado como ese actor que termina exhausto y orgulloso del trabajo bien hecho. Pablo nos presenta una obra de teatro maravillosa, sublime; una película trepidante que podía haberse convertido en un drama, una comedia, un thriller o en cine de terror; una historia que, pudiendo ser cualquier cosa, él decidió que fuera de Amor.»

Porque, como bien dice y me recuerda mi amiga Gemma, «el amor es el camino.» De la misma manera que a Lolo, Dani Herrero, y Rulo su amor por el fútbol les ha llevado a disfrutar del momento en el que se encuentra su equipo actualmente, a mí el amor que siento por la vida, por disfrutar de ella cada día al máximo hasta quedar exhausto, es lo que me impulsa cada mañana a levantarme con la batería cargada al máximo para no sólo tratar de ser yo la mejor versión posible, sino lo que es más importante aún, sacar la mejor versión de todas las personas que nos rodean. Sólo importa el momento presente, y conviene recordar que todo empieza y termina en la persona. Pon amor en cada gesto que tengas, y vivirás momentos únicos.

Que tengan una muy buena semana, un fuerte abrazo, y pongan amor en cada pequeña tarea que hagan, en cada acción que realicen.

«Es importante ser inteligente, tener talento, títulos, y ser buen líder, pero más importante es ser buena persona.»

«Cuando con el arco uno estimula al espíritu, y cuando con la flecha uno concentra el espíritu considerando que el blanco es la Verdad, y cuando uno dispara con veneración, invariablemente se da en el blanco.» (Yangzu) 

moralo cp

 

 

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