Jugadores de leyenda

«Es cierto que los capitanes de nivel uno, en el contexto de sus respectivos deportes, parecen únicos en su género. Por supuesto, no tienen nada que ver con los intachables líderes de nuestra imaginación. Sin embargo, al bucear en sus biografías observé otra cosa más: lo mucho que se parecían todos. Hasta un nivel espeluznante, sus comportamientos y creencias, y la forma en que abordaban su trabajo, mostraban una gran sintonía. El comportamiento impulsivo, temerario y supuestamente contraproducente que exhibían estaba calculado, de hecho, para fortalecer al equipo. Sus extraños y en apariencia incapacitantes rasgos personales no eran perjudiciales, sino que en realidad hacían a sus compañeros de equipo más eficaces en el terreno de juego. Después de todo, aquellos hombres y mujeres no eran aberraciones: eran miembros de una tribu olvidada. En total, había siete cosas que tenían en común: 1-. Extrema tenacidad y capacidad de concentrarse en la competición. 2-. Un juego agresivo que pone a prueba los límites de las normas. 3-. La disposición a realizar un trabajo ingrato en la sombra. 4-. Un estilo de comunicación discreto, práctico y democrático. 5-. La capacidad de motivar a otros con apasionadas exhibiciones no verbales. 6-. Fuertes convicciones y coraje para diferenciarse. 7-. Un férreo control emocional.» (Sam Walker)

Ayer por la noche, mientras veía las despedidas de Fernando Torres, Andrés Iniesta, y Xabi Prieto, mi cabeza por un instante se trasladó justamente a ese párrafo con el que comienzo este post. Capitanes, ese tipo de jugador con unos rasgos marcados, diferenciados, pero a la vez sorprendentemente comunes entre todos ellos, y en concreto en ellos tres. Tres jugadores increíbles, tres ejemplos de lo que un jugador de fútbol debería representar durante toda su carrera; tres personas con un corazón descomunal porque no se entiende de otra manera que tantísima gente hable de una manera tan cariñosa, tan emotiva, sobre ellos.

Los actos de ayer me ratificaron un pensamiento que siempre he llevado conmigo: Qué importante es la persona, su comportamiento diario, mostrándose como alguien digno, íntegro, coherente, y consecuente. Hasta qué punto puede llegar de manera tan clara a calar en los corazones de los trabajadores, de los compañeros, cuerpo técnico, aficionados, la sola presencia de un jugador como ellos en el equipo es simplemente espeluznante como diría Sam Walker, pero es una realidad que el impacto que generan con su comportamiento diario, con su manera de entender la vida, se traduce en el poder de generar influencia positiva, generar un potente sentimiento de pertenencia, y un compromiso absoluto por parte de todos los integrantes que permite que el equipo alcance registros inimaginables, que probablemente no se habían conseguido anteriormente.

fernando torres

Pocos temas me apasionan tanto como el liderazgo y la neurociencia, pero hoy quiero centrarme en el primero de estos dos conceptos. Termino llegando a la conclusión de que, de todos los componentes que pueden sostener el concepto de liderazgo, sin duda el que genera más impacto, más confianza, y más credibilidad, es el comportamiento de la persona día tras día. Puede parecer obvio, pero sin embargo no dejamos de ver las famosas arengas en niños de fútbol base, como si de mini adultos se tratasen, con el fin de motivar a los suyos, a su equipo, para ganar cuando en realidad el liderazgo de verdad, el liderazgo invisible que tanta influencia ejerce en el entorno en el que se produce, tiene más que ver con el día a día que con momentos concretos; tiene más que ver con actos que con palabras; ser ejemplar es generar motivos suficientes para que quienes están contigo se animen a sacar lo mejor de ellos para el colectivo.

Es sorprendente si hacemos una pequeña revisión bibliográfica cómo Phil Jackson ya afirmaba que «no hay nada más motivador que presentar un proyecto atractivo, retador, desafiante, y ambicioso a los jugadores», refiriéndose con ello a la importancia de saber establecer objetivos que generen esa motivación, y en consecuencia planificar toda una temporada con pequeñas metas «volantes» que nos acerquen un poquito más cada día hasta nuestra meta final, que de final tiene poco porque será el comienzo de otro proyecto ambicioso porque así debe ser siempre, lo mejor estará por llegar al día siguiente.

Y de igual manera sorprende lo que nos explica Gilbert Enoka, sobre los momentos previos a los partidos: «Nosotros no realizamos arengas, ni discursos motivadores, porque entendemos que los instantes previos a un partido es un momento para ellos, para respetar a los jugadores y que cada uno visualice, se predisponga de la mejor manera posible para la batalla que después tendrán que librar.» El liderazgo de los AllBlacks no estaba en momentos determinados; residía en cada día normal de trabajo, en cada entrenamiento, en cada viaje, y tenía su nacimiento en los mantras, en algo que era superior a todos ellos, el hecho de ser un AllBlack con todo lo que esto conlleva.

andres iniesta

Como bien dice Sam Walker, «Los capitanes de nivel uno eran personas concienzudas, de principios e inspiradoras, y conectaban con sus compañeros de tal forma que incrementaban su rendimiento. Lejos de guiar desde una posición aventajada, evitaban los grandes discursos, huían de los focos y realizaban tareas difíciles e ingratas en la sombra. Todo esto nos lleva al estudio que realizó Reuven Gal, en 1982, y observando los expedientes militares de 283 soldados de su país llegó a la siguiente conclusión a modo de ecuación: LIDERAZGO=PxMxD, en la cual:

-P, hacía referencia al potencial, al don, al talento, que reside en una persona.

-M, hacía mención a la motivación de una persona en su carrera, en su persecución por alcanzar sus objetivos, sus metas.

-D, tenía que ver con desarrollo. Es decir, la capacidad de una persona para poner en marcha todos los mecanismos necesarios para estar a la altura del papel que se exige, y demostrar que tiene las cualidades adecuadas.

Dicha ecuación terminaba con la siguiente conclusión por parte de Sam Walker: «Los líderes deben aprender a convertirse en un prisma a través del cual se filtren las percepciones del grupo, y también a manipular esas emociones de un modo que eleve a los demás en lugar de intranquilizarlos confirmando sus temores.»

Es sorprendente cómo existe esa relación directamente proporcional entre el liderazgo bien entendido y ejercido en relación con el rendimiento de las personas que están alrededor, cómo afecta el mismo en sus emociones, en sus sensaciones, en sus creencias, en sus convicciones en relación a la capacidad de alcanzar un objetivo grupal o no. Fernando Torres, Andrés Iniesta, y Xabi Prieto son los claros ejemplos de cómo un liderazgo invisible basado en el compromiso, en el sentimiento de pertenencia a un club, a una identidad, a un ideario, a unos valores, puede llevar a generar ese compromiso por parte de sus compañeros que multiplique el rendimiento del equipo. Sin alardes superficiales, manteniéndose siempre alejados de los focos, con una humildad que alcanza cotas nunca vistas, han conseguido que ayer muchos nos emocionásemos viendo sus respectivas despedidas, a la vez que arrojasen un poco de esperanza en quienes a día de hoy seguimos creyendo que podemos lograr una sociedad mejor. Gracias por todo lo que nos habéis enseñado, de corazón, y que lo mejor aún esté por llegar para los tres.

Xabi Prieto

Les deseo que tengan una muy buena semana, y que recuerden la importancia de dejar un legado en las personas con quienes convivís en vuestro día a día. Eso es lo que han hecho ellos, y pueden creer que no hay mejor manera de sentirse pleno que aportando semillas de árboles que jamás veremos terminar de crecer. Un fuerte abrazo, de corazón a corazón.

«Los líderes se hacen, no nacen. Se hacen mediante un duro esfuerzo, que es el precio que todos tenemos que pagar para lograr cualquier objetivo que merezca la pena.» (Vince Lombardi)
«La teoría de Hackman consta de cuatro principios: 1-. Los líderes eficaces saben unas cuantas cosas. 2-. Los líderes eficaces saben cómo hacer unas cuantas cosas. 3-. Los líderes eficaces deben ser emocionalmente maduros. 4-. Los líderes eficaces necesitan cierto coraje personal. (Richard Hackman)»
«Mejoramos de estatus más deprisa, y de manera más fiable, actuando como si mereciéramos justo un poquito menos de lo que de veras merecemos.» (Deborah Gruenfeld)
«Un líder que no tema enfrentarse al jefe, o al jefe del jefe, o que tan solo se levante en medio de una reunión para decir: Esto es lo que estamos haciendo mal, constituye un componente esencial de la excelencia.» (Sam Walker)»
«Cuando un líder hace algo extraordinario en el terreno de juego, eso libera energías que ni siquiera sabías que tenías.» (Philipp Lahm)



 

Más allá de lo que puedas imaginar

«No sé donde está el límite, pero sé dónde no está.» (Josef Ajram Tares)

Hacía mucho tiempo, años, que no entrenaba a nadie de manera personal, simplemente porque no me gusta. No entra dentro dentro de esos contextos que me apasionen, y por tanto siempre desestimé esa vía. Y esa fue la explicación que le daba a Gemma, mi amiga, una persona a quien quiero con todo mi corazón, mientras realizábamos nuestra primera sesión de entrenamiento un lunes dos de Abril, aprovechando la pedazo de tarde que hizo. Pero efectivamente, ella fue la excepción. Decidí entrenarla porque, en mi interior, supe que más allá de los cambios físicos, fisiológicos, que pudiera experimentar, el más grande y más importante podría ser el anímico. Y solo por esa razón, quería ponerme en ese reto con ella.

Normalmente sucede que cuando te planteas retos, poco o nada puedes imaginar sobre tu progresión. Y es este el primer gran punto importante más que en el entrenamiento, en el acompañamiento personal (como luego lo llamaría ella): 1) Poner un reto que sea alcanzable, pero a la vez ambicioso, motivador, que nos ponga a prueba y nos lleve al límite. Un límite que en realidad, nunca sabremos dónde está. Y esta fue la pregunta que me plantee: ¿Qué reto podríamos poner con vistas a un mes? Es mucho más realista trabajar por objetivos, por metas que se puedan alcanzar; con todo lo que supone además a nivel anímico la consecución de ese logro.

unstoppables

Por tanto, con esa intención cierto día le dije a Gemma: Oye, he pensado que ya que nos hemos puesto a entrenar, necesitamos una meta en mente donde focalizar nuestra atención, nuestro…para qué. Y he pensado que podíamos hacer la Spartan Race, hay diversas modalidades pero dentro de ellas, la modalidad Sprint creo que en un mes es asumible prepararnos para ella. Cuando le enseñé el vídeo…me encantó su cara de «vamos a por ello Pablo, a cholón». Y desde ese preciso momento, no solo teníamos un objetivo en mente, sino que incorporamos también nuestro nombre de equipo: UNSTOPPABLE’S TEAM. Equipazo que lo formábamos ella, Iñaki, y yo. Dicen que los mejores equipos están formados por tres personas, ahora doy fe de que es verdad.

Poco a poco fueron cayendo los días, de la misma manera que cae una ficha de dominó. Es curioso la analogía que hay entre el juego de caída de fichas de dominó, y la secuencia de entrenamientos programada de cara a un objetivo, ¿verdad? El trazado de las fichas debe estar perfectamente diseñado, la colocación, orientación de cada una de ellas, determinará que la caída de todas ellas finalmente haga descubrir la figura que queremos mostrar: 2) Los pequeños detalles marcan la diferencia. Atender en este caso no solo a la carga física de cada día, sino al acompañamiento que se hizo, saber aportar ese puntito de humor, de motivación, de generar confianza en las otras personas de que ese reto no solo es asumible, sino que se va a conseguir. Porque cada detalle, cuenta.

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Pasadas dos semanas y media, aún recuerdo la cara de Gemma por ver las repeticiones que hacía en cada ejercicio, el peso que levantaba en las máquinas de polea, el tiempo que estábamos corriendo, en la bicicleta, en la elíptica; y el número de abdominales que éramos capaces de acometer cada día, rechistando eso sí porque todo cuesta, pero haciéndolos. Esa cara suya de felicidad, por verse en un punto que no esperaba, por ver que realmente los cambios se estaban dando, el avance se estaba produciendo, y que poco a poco cada vez estábamos más cerca de sentir que podíamos asumir esa prueba. Honestamente, he visto y veo a Gemma como hacía mucho tiempo no la veía; por la cantidad de trabajo que ha tenido y tiene, por todas las responsabilidades que su vida conlleva. Y aún con todo, en modo avión bajando a entrenar en numerosas ocasiones días seguidos a las 8:15 de la mañana por ser el único hueco disponible. Todo cuesta; pero verlo de esa manera constante, perseverante en el tiempo, a mí me emocionaba y mucho. Decía en cierta ocasión mi amigo Álvaro Merino, que «la mejora es una mezcla de responsabilidad y esfuerzo sostenidos en el tiempo». Esto nos lleva a: 3) Capacidad para ser constante en aquello que quieres, que persigues, teniendo al mismo tiempo presente la importancia de disfrutar del proceso, del camino que recorres hacia la meta. Porque sabes que esa meta no es nada más que el inicio de otro reto, de otro camino. 

A falta de una semana y media, aproximadamente, fui pensando de qué manera hacer el recorrido especial, qué componentes podrían ser significativos en el propio recorrido del trayecto. Pensé que sería vital que Iñaki estuviera, por habernos acompañado en todo este proceso, por lo importante que es tanto para mí como para Gemma su presencia, su persona, su sentido del humor, su vitalidad, su honestidad; Iñaki tenía que estar allí con nosotros. Se me ocurrió que podía ser bonito escribir frases que para los dos fueran motivadoras, en las camisetas de nuestra querida universidad Francisco de Vitoria, pero de una manera especial. En mi camiseta irían escritas las frases de Gemma, y en la suya mis frases, de tal manera que si existiera algún momento duro, pudiéramos llevar nuestra atención hacia la lectura de esas frases: 4) Visualizar tus objetivos, con sus dificultades, sus posibles problemas, y qué soluciones podemos dar, o mejor dicho, que podemos dar de nosotros en esas situaciones para salir adelante. Es un símil potente con nuestra vida diaria, en la cual se plantean dificultades, adversidades, que debemos contar con su presencia, pero ser plenamente conscientes de que podemos afrontar lo que venga.

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Y así con todo, llegó el día de la prueba, de nuestra Spartan Race Sprint en la modalidad Age Group. Nervios, hormigueo, y esa sensación tan bonita de enfrentarte a lo desconocido, al reto que querías, a la meta que te habías puesto en tu mente justamente hace un mes. Iñaki si quedaría con Blanca esperándonos, e intentando seguir nuestro recorrido en la medida en que les fuera posible, y nosotros dos entrando ya en el circuito para asumir el primer muro de los muchos que nos encontraríamos, el cual deberíamos pasar por encima. Comenzaba la cuenta atrás, lágrimas de emoción por estar donde queríamos estar y asumir el reto que queríamos. Nuestra cámara Go Pro grabando «inside» desde dentro, mientras que Iñaki no perdía detalle con su teléfono móvil desde fuera. Comenzaba la cuenta atrás….10…9…8…7……Salimos¡¡¡¡¡

No quiero aburrirte querido lector con toda la descripción de la carrera, con todos sus obstáculos, pero sí quiero quedarme con la esencia de alguno de ellos:

-La cara y las exclamaciones de Gemma, por haber superado con total éxito los primeros muros ella sola, sin necesidad de ayuda, y por tanto sin necesidad de hacer los burpees (malditos burpees, por cierto).

-Cuando primero entramos en el río hasta la cintura, y luego nos tocó nadar; aguantar ese frío, esa temperatura tan baja, y sin embargo ahí seguimos, sin parar de nadar, sin parar de movernos, hasta que otra vez volvimos a pisar tierra.

-Ese instante en el que se termina la incesante cuesta, y Dios nos regala una panorámica espectacular ante nos quedamos asombrados, emocionados. Después de cada desgaste, siempre hay algo bonito que contemplar.

-El momento de la prueba de la cuerda, que yo no fui capaz de superar y ella aguantó 30 metros colgada de manos y piernas, avanzando, peleando por no caerse y tocar el suelo. Todo lo que pasó por esa cabeza, y que solo lo sabe ella, hasta conseguir tocar la campana. Bajar de esa cuerda, verla llorar de emoción, cómo me lo contaba, y seguir corriendo hacia el siguiente obstáculo. Siempre avanti, siempre hacia delante.

-Ese tramo final de carrera donde nos esperaban Iñaki y Blanca, para hacerlo juntos los 4, sin parar de correr, sin parar de animarnos ellos, que teníamos que seguir, que ya no quedaba nada, siendo conscientes de que ya íbamos con un cansancio notable. Ese aliento, ese empuje, ver sus caras, tanto a mí como a Gemma nos dio la vida.

-Por último, uno de los muros finales, después de salir de la ciénaga de barro, y miro que Gemma se queda enganchada, lo que viene siendo «ni hacia delante ni hacia atrás». Ambos sabíamos las reglas, no se puede ayudar. Miré al voluntario, y en esa mirada le dije todo: «Tengo que ayudarla, no podemos quedarnos en la orilla, merecemos llegar.» Y él, con un solo gesto me dio el suficiente motivo para agarrarla y subirla hasta donde estaba yo. Rompió a llorar, otra vez esa emoción que invade a una persona que sabe, está a punto de lograr el reto que se había marcado, y que tanto nos había costado. No era justo que nos quedásemos ahí. Le dije que tranquila, que llorase lo que tuviera que llorar, porque ya casi estábamos, ya lo teníamos.

-Y la imagen más bonita, cuando Iñaki (una vez más tú, querido amigo, tan importante para mí, para Gemma) nos pasó a Blanca para que terminase la prueba con nosotros saltando por encima del fuego. Blanca diciendo que no podía, y nosotros dos agarrando fuerte sus manitas, comenzamos a correr hacia ese fuego, pasando por encima de él, cruzando la meta…y allí nos esperaban las dos voluntarias con las medallas, con esa medalla que certifica el conseguir completar el recorrido. Con una medalla especial para Gemma, diferente a la mía, más molona, mas chula, más bonita, porque simplemente se lo merecía. Cualquiera que la hubiera visto competir esa mañana, sabía que se lo merecía.

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5) La libertad está en cómo vivo aquello que me toca vivir. Y esto, creo que se puede extrapolar a cualquier contexto, a cualquier situación, en la que nos encontremos. Como diría Jim Collins: «Perdurar o caer, sobrevivir o desaparecer depende más de lo que tú te hagas a ti mismo que de lo que el mundo te haga a ti.» 

Termino de escribir estas líneas aún con el cuerpo tocado por pasar la Spartan Race de ayer, pero muy emocionado por ayudar a una persona a conseguir sacar su mejor versión, en un contexto en el cual ella tenía dudas. Pero mi conclusión de hoy la cierro con que todos tenemos dudas, preguntas, a las cuales buscamos respuestas. Somos nosotros quienes tomamos nuestras decisiones, de la misma manera que somos el producto de nuestras decisiones, pero cada vez tengo menos dudas en que la vida, compartida, sabe doble. Que todos los días sale el sol, Txipirón; que la vida mola y mucho; que nos tomamos muy en serio la felicidad; que el amor es el camino; que somos el amo de nuestro destino y capitanes de nuestra alma; que si luchamos podemos perder, pero si no luchamos estamos perdidos; porque juntos podemos ser llegar a ser… UNSTOPPABLE’s. 

Con todo lo vivido en esta tremenda Spartan, volvíamos de vuelta en el coche los cuatro cuando llamé a mi madre por teléfono, activando el altavoz para que pudieran escucharla, después de haberle mandado las fotos que nos habíamos hecho, y después de decirle también que la medalla de Finisher que me colgaba del cuello era su regalo del día de la madre por todo lo que había supuesto, y supone para mí tener una madre como ella. Lo que mi madre le contestó a Gemma mientras hablaban hizo que, por un momento, fuera a mí a quien se le formase un nudo en la garganta: «Te creo Gemma, porque lo que ha hecho hoy contigo lo lleva haciendo conmigo desde que nació, tirando de mi para que todo saliera bien, cuando él peor estaba. A veces creo que es demasiado valiente, pero le admiro por esa capacidad para afrontar todo.» Justo en ese momento, el que lloraba de emoción junto con el tremendo silencio que se hizo en el coche, era yo.

Es probablemente en esos momentos cuando uno llega a comprender, entender, ser consciente, del alcance que puede tener tu actitud en el estado anímico de las personas que tienes a tu alrededor. No entiendo otra manera de vivir y entender la vida, que no sea desde el liderazgo invisible que me enseñó mi amigo Álvaro Merino, el cual no es otra cosa que hacer que todo funcione sin que tu presencia se note.

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Que tengan una muy buena semana, un fuerte abrazo, y sigan persiguiendo esos retos.

 

 

 

La cuestión de ser profesor

«¿Cuál es el resultado que buscamos? No, desde luego, un híbrido consecuencia de la yuxtaposición de conceptos filosóficos o teológicos junto a los científicos. No se trata, tampoco, de que el profesor de Matemáticas o el de Informática expliquen Metafísica o Teología en sus clases, sino de que en sus explicaciones, en su trato con los alumnos, en su comunicación, y partir de los contenidos de su materia, les remitan a las preguntas fundamentales, a la verdad, al bien, al por qué de las cosas. Se trata de replantear cada una de las asignaturas superando los límites de cada área de conocimiento, ampliando horizontes y buscando en nuestra enseñanza una dimensión mucho más profunda». (María Lacalle Noriega)

Hace unas semanas que me encuentro leyendo, estudiando, y reflexionando el libro de María Lacalle Noriega, y cuando me encontré delante de ese párrafo me vino a la mente el comienzo de las clases de la Especialidad de Educación Física, en nuestro Máster de formación en profesorado porque honestamente para mi suponía un reto mayúsculo. Tenía muy claro el perfil de alumno que iba a encontrarme, con una franja de edad bastante amplia, lo cual implica mayor exigencia por la experiencia que puedan tener, por su capacidad, y muchos factores que hacían ya complejo no solo el hecho de impartir clase, sino que voy un poco más allá. Con esto me refiero a tu capacidad para asombrar, para sorprender, y que eso combine con la utilidad de ese conocimiento o herramientas que compartes con tus alumnos/as.

En aquel momento, en esa primera clase de un sábado 18 de Noviembre, tomé nota de las expectativas de ellos, de las suyas conmigo y con la asignatura. Hubo quien hasta me dijo de manera honesta, clara, y breve: «Tengo puestas todas mis expectativas en ti, y en lo que pueda llevarme de la especialidad.» Todo cuanto me dijeron, todos los mensajes que me transmitieron, solo pude tomar nota de manera cuidadosa para después elaborar el mapa mental en mi cabeza de cómo rediseñar, repensar, replantear, mi asignatura de la Especialidad. La conclusión a la que llegué es que querían retos, sentirse expuestos, probarse como profesores, desarrollando a la vez sus habilidades como tal; y me dije: Pues habrá jaleo, habrá retos. Además, me parecía totalmente lógico.

 

De tal manera que cuando comenzamos la asignatura de Didáctica, tuve muy presente esta información organizando dicha asignatura de la siguiente manera:

1)- Role Playing: Con el fin de que cada uno de ellos viviera en su piel, de manera directa, lo que es tener un profesor con una personalidad determinada, y al revés. A quien le tocase ejercer el rol de profesor, saber lo que se siente cuando un alumno te pone contra las cuerdas, en el más absoluto sentido de la palabra.

2)- Desarrollo de las sesiones de micro enseñanza: Durante varias clases, debían preparar previamente el contenido de la sesión que querían llevar a cabo, para luego realizar una sesión de micro enseñanza de una duración de 20-25′, siendo grabados para después recibir una valoración del resto, con 18 comentarios, feedbacks, que llegaban a su email de manera privada con el fin de poder atender a pequeños detalles que de otra manera, cuando nos encontramos inmersos en la tarea docente, no los percibimos.

3)- Open Space: Dinámica con la cual, el pasado viernes, finalizamos las clases no solo de la especialidad sino también de todo el Master. Semanas antes hablé con mi amigo Álvaro Merino, le comenté que había dejado a propósito la última tarde de clases libre porque quería finalizar de una manera chula, práctica, que dejase un buen recuerdo en ellos pero sobre todo, que les pusiera en el eje de todo cuanto se desarrollase en esa clase. Y él me comentó de esta dinámica, la cual hace que se generen una serie de comportamientos en el transcurso y desarrollo de la misma que vale la pena poner en juego.

open space

A día de hoy, escribo estas líneas sin saber mi valoración como profesor este año, por tanto no tengo nada que me haga escribir de manera subjetiva. Entonces, ¿por qué el post hoy va de esto? Tan sencillo como decirte, querido lector, que lo que he podido vivir este año con ese grupo de la especialidad de Educación Física ha sido increíble, por todo lo que me han enseñado ellos a mi, por sus comentarios, sus reflexiones, sus conclusiones, sus análisis; absolutamente todo ha sido enriquecedor para mí. Esta experiencia me lleva a la conclusión de que las personas, ante todo, queremos que nos ilusionen, que nos pongan a prueba, que nos enciendan una mecha de motivación, ganas por mejorar, intención de ir a más, de probarme y retarme de manera constante.

Me he dado cuenta de que es imprescindible mostrarte tal y como eres. En mi caso, contarles mi historia, por qué entiendo la educación, la vida, de la manera en la que la concibo porque consideraba importante este detalle. Que supieran que todo lo hago, lo pienso, lo reflexiono, con un por qué y un para qué, porque la vida sin sentido no sirve absolutamente de nada. Esto unido a una actitud de humildad, de predisposición a ser medio y no protagonista (los protagonistas son ellos, nuestros alumnos), hace que se consiga un estado de flow, que permite que ellos también cuenten un poco de su historia, de esas que salen del corazón, porque todos tenemos una historia que contar, y como diría mi amigo David; una particular Copa de Europa que ganar.

He aprendido que para ser un buen maestro, un buen docente, no sólo debes controlar a la perfección los conocimientos de la asignatura que impartas sino, yendo un poco más allá, debes entender con la misma perfección a los alumnos que tienes delante. Y entenderles es conocerles, es saber cuáles son sus inquietudes, sus expectativas, pero también sus miedos, sus temores, sus dificultades, porque enseñar es asombrar, es sorprender, es enamorar, es enganchar a tus alumnos cada día. Por eso ser docente, ser un maestro, exige tantísimo, porque no sólo transmitimos conocimientos, sino que debemos generar los contextos necesarios para emocionar, porque es en la emoción donde reside el aprendizaje que perdura en el tiempo.

Solo me queda darles las gracias a ellos, a todos y cada uno de los que componen ese TEAM que me ha hecho vibrar en las clases, que han sacado lo mejor de mi, que me han emocionado y aportado tantísimo a mi crecimiento personal y profesional. Os deseo lo mejor, que tengáis suerte en esa búsqueda de oportunidades, y que comencéis desde ya a generar oportunidades porque el talento lo tenéis, eso os lo aseguro.

Y a ti, querido lector, desear que hayas disfrutado del puente (si lo has tenido), así como animarte que a sigas brillando cada día con la mayor intensidad posible. Tu luz, es la referencia en el camino de muchos; no te apagues nunca. Un fuerte abrazo, y disfruten de la vida lo máximo posible.

«Ser maestro es convertir el conocimiento en experiencia y la información en vida compartida por el alumno.» (Massimo Borghesi)
«Debemos ser conscientes de que la más fuerte de las influencias que ejercemos no procede de lo que decimos, sino de lo que somos y hacemos. Esto último crea la atmósfera, y el alumno va poco a poco absorbiendo todo como por ósmosis, a veces hasta sin darse cuenta. Las palabras mueven, pero el ejemplo arrastra.» (María Lacalle Noriega)
«El saber que se transmite a los alumnos en la universidad se hace persuasivo para el alumno cuando se encarna en personas, es decir, cuando encierra una verdad sobre la que se puede tener experiencia y dar testimonio. Por eso, toda la personalidad del profesor interesa y afecta a los estudiantes: su competencia pedagógica, el dominio de la materia que enseña, y también sus cualidades humanas y morales, su cultura general, su manera de evaluar, su forma de relacionarse, etc. Todo tiene una repercusión decisiva en la formación del alumno.» (María Lacalle Noriega)
«La libertad está en cómo vivo aquello que me toca.»
«Aprenda para la vida; cuestiónese todo.»

grupo especialidad EF

Chester: Charla completa con Jesús Calleja

 

No existe la respuesta correcta

«Ser libre, así que de eso se trata, de cortar la cuerda, de poner un poco de locura propia a la vida y tomársela medio en broma, medio en serio, se trata de reírse de vez en cuando de uno mismo y darnos poca importancia, de relativizar, asomarnos al abismo de la vida o de la muerte y sonreír ante lo que allí vemos. Cada vez que lo hacemos, nos volvemos más ligeros, aliviamos la carga y nos concedemos, por fin, vivir por encima de nuestras realidades. La vida como un embarazo, todos los días la fecundamos o nos olvidamos de hacerlo, todos los días se pueden vivir como una oportunidad para sentirse libre y ejercer nuestra libertad, aunque sabemos que tenga un coste en forma de malentendido, herida, enfado, o crítica.» (Luis Castellanos)

El miércoles pasado celebrábamos en la Universidad el día del patrón de nuestra facultad de CCAFYD, y con ese motivo fue un no parar, un día intenso de los que te dejan exhausto pero que te permiten irte a la cama con una sonrisa. Y también, con muchas reflexiones en la cabeza. Porque ese día, ese pasado miércoles, participaba en mi primer triatlón (en este caso un triatlón sprint indoor).

Fue de esos días que aún tocando madrugón, te levantas como un auténtico avión de la cama (me viene pasando a menudo, probablemente porque por fin estoy trabajando donde quería estar); pero era una sensación especial por ser algo nuevo, un reto diferente, y encima tenía la suerte de hacerlo con tres personas increíbles que tengo por amigos. Lógicamente podrán entender, y hasta disculpar, que fuera ya desde primera hora de la mañana quien pusiera la nota de humor, apareciendo con un bañador de playa, muy bonito eso sí, pero claro de playa, y no equipado en plan «pro» como podrá comprobar el querido lector en la foto. Mi transición de la piscina a la bici, obviamente, tuvo que ser en el vestuario a la mayor velocidad posible.

Tras avisar a las personas encargadas de la organización de que sin el aparato, y con el tapón en mi oído izquierdo, o me gritas mucho o igual hago 600 metros nadando en vez de 300, nos dispusimos a darle zapatilla al tema. Pueden entender queridos lectores que competía contra aviones, tiburones del mar, que en poco más de tres largos me dejaron atrás pero mi idea era terminar haciendo el mejor tiempo posible. Hay que añadir también que todos se preocuparon porque no llevaba gafas; tranquilos hombre toda la vida me he metido sin gafas, y hoy no va a ser excepción, todo en orden.

Después de finalizar la piscina, y tras la veloz transición en el vestuario, me dispuse a ponerme en la bicicleta, a pedalear, «a cholón», como si no hubiera un mañana. Pero vaya si llegó el mañana oiga, en el km 6 de hecho, notaba cómo las piernas empezaban a cargarse a pesar de tener cuidado con la hidratación bebiendo agua con cierta frecuencia. Comenzaba a empinarse la cuesta, y de qué manera mire, una cosa bárbara. Mi compañero de CCAFYD Pablo no paraba de repetirme que pillase una buena frecuencia de pedaleo, y eso hice, concentrarme en coger un buen ritmo que me permitiera avanzar, en progresión, pero que no me pegase un viaje en el gemelo. Los dos últimos kilómetros, honestamente, se me hicieron eternos por más que no paraba de escuchar temazos en la sala de spinning, pero terminé.

De ahí corriendo a la cinta, a por los últimos 2,5 kilómetros pero notando desde el primer momento que las piernas estaban tocadas, no mucho pero oiga decían: «Eh, que estamos aquí, ¿eh?» Yo dije que ya, que ya lo sabía, pero que esto había que terminarlo; porque cada cosita, cada proyecto, cada tarea que empiezo, la termino. De esa manera transcurrieron esos kilómetros, o de aquella manera se podría decir, que si agua va agua viene, que si «vamos, que no queda nada», «dale, que estamos terminando», y todo tipo de mensajes que nos decíamos entre nosotros con el fin de dar lo mejor, de superar ese reto, y terminarlo. Sinceramente, la sensación cuando terminé fue increíble. No me dio para pensar mucho porque justo después empezaba el torneo de pádel, y más tarde el torneo de fútbol 7 al que estaba inscrito con otros compañeros de CCAFYD. Pero tras una semana, esta experiencia tan bonita da para varias reflexiones:

-Que debemos llorar menos, y movernos más por conseguir aquello que perseguimos.

-La importancia de cuidar nuestro lenguaje, la manera en que mantenemos un diálogo interno con nosotros mismos cada día de nuestra vida, es vital para ser felices haciendo lo que hacemos.

-Creo que nos equivocamos buscando la certeza absoluta, la respuesta correcta; cuando es mentira porque ni existe, ni va a existir. Lo que debemos buscar es vivir de la manera correcta, siendo coherentes con aquello en lo que creemos y estando bien seguros de que estamos aprovechando el tiempo al máximo.

-¿Y cómo se aprovecha el tiempo al máximo? Con sentido del humor, riéndote a carcajadas, motivando a otros a que se rían, a que saquen lo mejor de ellos y ellas mismos/as. Cada vez tengo más claro que el tiempo es el único aspecto de nuestra vida que no vuelve, que no podemos recuperar, de modo que si tienes la corazonada de hacer algo, arriésgate y hazlo, siendo tú mismo. Enamora a los demás con tu manera de ser, con tu sonrisa, con tu alegría, con tu esencia a fin de cuentas.

-Hay una frase de Enhamed que me encanta en el vídeo (el cual, como siempre, te recomiendo que veas), que dice así: «La pasión no se encuentra, se crea.» Y estoy de acuerdo, de la misma manera que la motivación no se encuentra. Pasión y motivación son elementos que tú debes ser capaz de crear, de generar en ti de manera intrínseca porque solo de ese modo tú serás capaz de hacer que ambos aspectos perduren en el tiempo.

-La importancia de visualizar previamente todo aquello que te propones o vayas a acometer, bien sea una reunión importante, una clase, tu partido de fútbol con los chavales, la cita con la chica que te gusta y no sabes cómo hacer para dar buena impresión (el lugar, la música; porque cada detalle importa y lo sabes). Visualizar es entrenar tu mente, a la vez que preparas tu capacidad para anticiparte a los imprevistos.

-El triatlón en sí era algo que jamás había hecho; de la misma manera que mi amiga Gemma jamás había hecho la prueba de entrenamiento que le plantee la semana pasada, pero…¿acaso somos expertos en algo?¿no nos la jugamos todos los días, en mayor o menor grado? Nunca se tiene la certeza absoluta de que eso que emprendemos, saldrá bien. Pero si algo tenemos presente como le dije, es que «la primera vez que nos ponemos frente al obstáculo, impone, claro que impone; además nos es malo que imponga porque tomamos cuidados que son necesarios, pero lo afrontamos. La segunda vez, vamos mucho mejor, la tercera, vamos lanzados,…la décima, pasamos por encima como aviones.» Así con todo, hasta que te das cuenta de que no hay mejor manera de aprovechar y exprimir la vida, que obteniendo de cada vivencia una experiencia, un aprendizaje, que sin duda nos hace mejores.

Lo más bonito de todo esto fue ya por la noche, sentado en mi sofá que no tenía ni fuerzas para levantarme, me mandaron un fotón (la que veis más abajo), y se la envié entre otros a mi amigo Jorge. Y la respuesta me emocionó mucho: «Después de tantos años ahí estamos, al pie del cañón pedaleando juntos.» Así es, desde los 20 años pedaleando, caminando juntos, y ahora trabajando juntos. ¿Y no es bonito emocionarse, al echar la vista atrás y ver el camino recorrido?¿No es más maravilloso aún todavía, si cabe, mirar al frente y ver el horizonte que aún está por descubrir? Sin duda, no existe la respuesta correcta; lo único que existen son los lugares correctos y las personas adecuadas.

Os deseo una semana increíble, en la que por fin parece que sale el sol, huele el campo a inmensidad de flores, y en consecuencia…la sangre se altera. Disfruten de la vida, ese es nuestro deber al levantarnos cada mañana, y rían, rían mucho, todo lo que puedan que ya habrá momentos peores. Un abrazo muy grande; siempre avanti.

Os dejo una reflexión de Luis Castellanos:

«Tengo en mi vida pequeños deleites capaces de detener el pensamiento automático y temible de que una leona me quiere comer, como cuando disfruto enormemente de echar unas canastas con mis hijos, momento zen en el que se me olvida absolutamente todo lo que me inquieta, o cuando voy al mercado y luego le preparo a Almu, mi mujer, un atún rojo al punto en salsa de tomate con albahaca que trajimos del pueblo. Necesitamos todos de esos pequeños instantes en que le decimos a nuestro cerebro que pare, que de momento no vamos a arreglar nuestro mundo y que preferimos disfrutar de él con sus imperfecciones. Se trata de esos pequeños lujos que nos damos después del ataque despiadado de una leona y, sencillamente, como hacen las cebras, nos dedicamos a pastar y a disfrutar de la vida.»

UFv triatlon

(Día del patrón de CCAFYD, comenzando con un triatlón indoor)

 

Desprendido de sí mismo

«Sólo porque usted no está realmente desprendido de sí mismo, por eso lo siente. Y sin embargo, es todo muy sencillo. De una simple hoja de bambú usted puede aprender de qué se trata. Bajo el peso de la nieve se inclina, más y más. De repente, la carga se desliza y cae, sin que la hoja se haya movido. Igual que ella, permanezca en la mayor tensión posible hasta que el disparo ‘caiga’. Así es, en efecto: cuando la tensión está «cumplida», el tiro tiene que caer, desprenderse del arquero como la nieve de la hoja, aún antes de que él lo haya pensado.» (Zen en el arte del tiro con arco) 

Esta explicación me pareció sublime, magistral, y maravillosa a partes iguales. El arquero, en su afán de entender y aprender el arte del tiro con arco, no alcanza a comprender cómo realizar el perfecto tiro de la flecha al blanco. Todo ello, toda esta maestría, lleva al autor a ocupar un libro para lograr transmitir que la clave está en en ese concepto de «desprenderse de sí mismo».

¿Pero de qué hablamos cuando nos referimos a este término? Para mí, lo que he logrado entender durante el viaje en este libro, es que nuestra atención debe estar enfocada en el proceso, única y exclusivamente pues solo de esa manera lograremos realizar el tiro perfecto, manteniendo incluso olvidado por completo el blanco. De hecho, el maestro pone un ejemplo práctico al aprendiz llevándolo a una sala completamente a oscuras, sin saber exactamente dónde está el arco; sostiene el mismo, realiza todo el ritual, disparando la primera flecha y acertando de lleno en el blanco. No conforme con ello, saca una segunda flecha, vuelve a realizar todo el ritual de manera meticulosa, para atravesar por completo la primera flecha, ajustando la segunda en el mismo blanco.

tiro con arco

El arte del tiro con arco, al igual que el arte de la espada, no pretende lograr una eficacia máxima de matar al adversario, sino que tiene que ver con algo mucho más profundo, un concepto que va mucho más allá, con una trascendencia enorme en el desarrollo de la persona que tiene que ver con el aprendizaje, el autoconocimiento, la capacidad de fluir en cada instante sin tener presente nada más que el gesto o acción que estoy realizando. Ser capaz de mantener mente y cuerpo alineados, en la misma dirección, con el mismo sentido, con un control absoluto sobre el ser para estar. De hecho, es tal el trabajo de ese concepto de fluidez, de lograr que no se pueda discernir el comienzo y el fin de cada acción, sino entender que es un todo, que se encuentra en el tratado del arte de la espada otro ejemplo muy clasificador.

«El aprendiz ha de adquirir un nuevo sentido o, mejor dicho, una nueva presencia de todos sus sentidos que le permita esquivar, como presintiéndolos, los golpes que lo amenazan. Una vez que domine ese arte de hurtar el cuerpo, ya no tendrá necesidad de seguir con indivisa atención los movimientos de su enemigo o de varios enemigos a la vez. En el mismo instante en que ve y presiente lo que está por suceder, ya se ha sustraído instintivamente a los efectos de tal acción, <> entre percibir el peligro y esquivarlo.» ¿No es maravilloso? Estar tan metido en el desarrollo, que no seamos capaces de diferenciar cuándo comienza y termina cada movimiento.

¿Acaso no debería ser ese el fin último en la vida? ¿Disfrutar de cada momento, de manera plena y absoluta? Nos condicionamos demasiado por el resultado final, por la evaluación, cuando deberíamos poner nuestra atención en los pequeños detalles, en el proceso, en el armado y construcción del proyecto, ser muy atento y cuidadoso con cada gesto, con cada acción que realizamos. En cada segundo, en cada minuto, en cada hora que vivimos; ahí está la clave para saber fluir como ser, para estar, para conocer, y saber reconocerse.

Vivimos demasiado condicionados, con elementos que terminan por condicionar y distorsionar nuestro foco de atención. En las últimas reflexiones que he venido haciendo en mi mente, a mi manera de verlo, creo que sólo deberían ocuparnos dos conceptos: congruencia y honestidad, ambos referidos primero conmigo mismo. Mantener mi congruencia entre lo que digo y lo que hago de manera constante en el tiempo, así como ser honesto conmigo mismo, teniendo presente la manera en la que vivo siendo consciente de cuáles son mis valores, y si realmente son innegociables, me lleva a generar un autoconcepto firme, sólido, sin fisuras, que a su vez genera confianza no sólo en mí sino también en las personas que tengo a mi alrededor.

¿Y por qué considero todo esto tan importante? Porque quien posee congruencia en sus palabras y actos, quien es honesto hacia su persona, construye un autoconcepto real y verdadero, siendo coherente con lo que cree oportuno hacer, con las decisiones que toma, con las amistades que tiene, y con el trabajo que busca. Probablemente no serán los mejores trabajos, ni las amistades que todos querríamos tener (o sí, no lo sabemos ni debemos juzgarlo); lo que tengo muy claro es que quien tiene un autoconcepto firme, estará en disposición de comenzar a ser coherente con aquello que persigue, aquello que le motiva a levantarse de la cama cada mañana, a fluir, a disfrutar del momento, sin prestar atención a lo que vendrá después, al resultado final.

tiro con arco 2

Construyamos el futuro disfrutando del presente, teniendo claro quiénes somos, para lograr estar en ese preciso instante de manera verdadera y auténtica.

Os deseo una muy buena, les mando un fuerte abrazo, y comparto dos vídeos que creo merece la pena detenerse a verlos.

«Nos volvemos sabios haciendo preguntas, y aún si éstas no son respondidas nos volvemos sabios, porque una pregunta bien hecha lleva su respuesta en la espalda, así como un caracol lleva su caparazón.» (Shunryu Suzuki Roshi)
«El punto más importante en nuestra práctica es tener un esfuerzo correcto o perfecto. El esfuerzo correcto dirigido en la dirección correcta es necesario. Si tu esfuerzo está dirigido en la dirección incorrecta, especialmente si no te das cuenta de esto, es un esfuerzo engañado. El esfuerzo en nuestra práctica debe ser dirigido desde el logro hacia el no-logro». (Shunryu Suzuki Roshi)
«Si tu práctica es buena, sin que te des cuenta de ello llegarás a estar orgulloso de tu práctica. El orgullo está de más. Lo que haces está bien, pero se le ha agregado más. De modo que debes deshacerte de eso que está de más. Este punto es muy, muy importante, pero generalmente no somos lo suficientemente sutiles como para advertirlo, y vamos en la dirección equivocada.» (Shunryu Suzuki Roshi)


 

El aguador

«Brasil es otra cultura-me explicó-. Aquí no hay un modo de pensar uniforme, y existe menos educación oficial. Hay algunos niños muy pobres que solo van a la escuela un par de años antes de empezar a jugar, y el capitán tiene que ser consciente de eso. Nosotros necesitamos a un líder que sea un guía para muchas, muchas cuestiones. De modo que ser capitán en Brasil pone a prueba la naturaleza más profunda de su personalidad. Has de intentar entender a la gente, conocer sus orígenes. Si los comprendes mejor, puedes ayudarlos más. Necesitamos líderes que sostengan a los jugadores, ¿me entiende? Si le impones un tipo de liderazgo que no es natural, ellos no respetarán al líder.» (Carlos Alberto Torres)

Quisiera aprovechar la historia de la selección de Brasil con sus capitanes, para que sea más clara mi visión sobre el papel del liderazgo en la sociedad, o mejor dicho, el líder que, creo, necesita la sociedad y el momento que hoy en día vivimos. Brasil declaró su independencia de Portugal en 1822, pero la realidad es que nunca ha sido una nación en el sentido en que la mayoría entendemos el término. Por su gran variedad de provincias, ciudades-estado, clases, identidades étnicas, visiones políticas, microculturas; todo ello hace realmente difícil que se logre ese sentimiento de nación. Excepto cuando se trata de futebol, de la selección nacional de fútbol.

Por otro lado, ese mismo futebol le dio otro regalo a Brasil: el excepcional carácter brasileño, propiciado por la mezcla de influencias culturales, el futvoley, todo ello parecía crear las condiciones perfectas para el nacimiento de portentos futbolísticos, con una esencia diferente, caracterizada por la alegría de vivir y la creatividad en un terreno de juego. Y precisamente, por todos estos componentes, se precisa y se requiere el papel de un líder que no es la estrella con más talento del equipo, que no es el que acapara los focos sino más bien, jugadores que permanecen en la segunda línea, en la retaguardia, sosteniendo al equipo, solucionando problemas, levantando a sus compañeros cuantas veces es necesario. Desde Hilderaldo Luiz Bellini, pasando por Mauro Ramos de Oliveira, Carlos Alberto Torres, todos ellos cumplían una serie de rasgos muy determinados en los cuales la humildad, la huida del ego, hacía que sobre sus hombros recayera la función del aguador.

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La función del aguador está clara, ¿verdad? Que al equipo no le falte agua; esa sería la respuesta más simple pero eso, quedaría demasiado simplón. La realidad es que es mucho más que eso, es quien entiende a sus compañeros, quien logra que todo encaje, que todo funcione, que el estado anímico del equipo sea el idóneo para competir en cada partido. Mirar por el equipo, más que por ti, teniendo presente que no eres imprescindible, que no lo haces por acaparar la atención. No, solo lo hacemos por el equipo, por amor a tus compañeros. Es un acto de amor, de humildad, de bondad, que inevitablemente actúa como pegamento ante cada fisura, ante cada daño, cada elemento que puede propiciar la ruptura de la sinergia de ese equipo.

Teniendo claro, y corroborado con datos, que esa manera de entender el liderazgo es sin duda la idónea para la sociedad en la que vivimos, ¿por qué no la ponemos en práctica? ¿por qué no funcionar el docente en la escuela con sus alumnos de esa manera? ¿o los entrenadores de deporte base con sus jugadores? La clave es trabajar desde el segundo plano, lo más lejos posible de los focos, diseñando los contextos más desafiantes, que estimulen la capacidad de trabajar en equipo, de socializarse, de aprender,de superar retos; sin que se note desde fuera que estamos ahí. Como dice muy bien mi amigo Álvaro Merino: «El nivel más elevado de liderazgo no es otro que conseguir la absoluta invisibilidad. Al final, cuando nos convertimos en invisibles para nuestros alumnos, para nuestros hijos, es porque hemos alcanzado el nivel más elevado de liderazgo. Porque liderar no es otra cosa que un permanente ejercicio de desapego.»

Quienes trabajamos en la docencia, en el deporte, estamos obligados a hacerlo de esta manera porque es la única que llevará al alumno, al jugador, al crecimiento verdadero como persona, sintiéndose el absoluto protagonista de este proceso. Como bien diría una persona mágica que he conocido este fin de semana, Antonio, «esto implica siempre un absoluto ejercicio de vulnerabilidad, vulnerabilidad entendida como que no soy nadie sin el otro, que no soy perfecto, que siempre puedo y debo aprender. Aprender para mejorar, y mejorar para ayudar a que quien tengo a mi lado sea mejor. Actitud de servicio.» Humildad, vulnerabilidad, actitud de servicio, bondad, amor, son componentes claves que debemos llevar implícitos en nuestra persona, en nuestro ser, para ESTAR de una manera verdadera y auténtica.

Por último, quisiera compartir con vosotros y vosotras una historia increíble, porque eleva a al máximo exponente la figura del aguador. Una historia humana de servicio, de amor, de bondad, empatía, permaneciendo en la más absoluta oscuridad, en un segundo plano, invisible al resto, logrando conseguir una auténtica hazaña. Me encanta lo que dice, el contenido de sus pensamientos, y da para reflexionar un buen rato. Solo deseo que les guste.

Nicholas Winton

 

Debemos ser conscientes de hacia dónde vamos, de la sociedad en la que vivimos, y de cuánto nos queda por hacer. La tarea exige esfuerzo, trabajo, hasta quedarnos agotados por completo, pero como seres humanos, como personas, debemos ser nosotros quienes seamos el motor de cambio que necesita este mundo, para darle la vuelta a la tortilla, para ir más allá, mirar más allá, y de esa manera lograr que nuestra vida cobre sentido, significado, y propósito. Conseguir visualizar para qué estoy aquí.

Les deseo una muy buena semana, y que si no han comenzado la búsqueda de su para qué, desde hoy inicien ese camino tan necesario. Un fuerte abrazo.


«Un gran líder se dedica a hacer todo lo necesario para hacer más probable el éxito, aunque ello resulte impopular, o controvertido, o escandaloso, o del todo invisible para los demás. Un líder tiene que comprometerse, por encima de todo lo demás, a que las cosas salgan bien.» (Sam Walker)
«La verdad es que el liderazgo constituye una carga incesante. No es algo que la gente debiera ejercer a mayor gloria propia, o siquiera porque tenga mucho carisma o un talento incomparable. Es algo que debería ejercer porque tiene la humildad y la fortaleza necesarias para prescindir de sus méritos, y de su propia satisfacción y bienestar en aras del equipo; no solo en los momentos de presión, sino en cada minuto de cada día.» (Sam Walker)

 

Por comodidad

«¿Podemos quitarle la grapa al examen? Es para no estar todo el rato dando la vuelta al papel, por comodidad.» Esto me lo decían en la vigilancia de un examen el sábado, y no es necesario que diga quién lo dijo porque lo interesante está ahí, en el contenido y trasfondo de esa frase. Es de esas veces que uno sabe que ya tiene el título, y el guión, de su próximo post delante de sí cuando vive un determinado instante. Por comodidad.

Inevitablemente me acordé de la frase que me dijo un buen amigo, Manu, que consistía en que «tener proyectos es la mejor manera de conservarse joven, la ilusión que genera lo exige». Por tanto, si queremos tener proyectos debemos quitarnos de la mente la idea de la comodidad, la idea de obtenerlo todo con el menor coste posible en cada instante que vivimos en nuestras vidas. Si observamos, todas las últimas aplicaciones que han aparecido a bombo y platillo generan un confort, una comodidad, fuera de lo común. Aplicaciones para comprar ropa, para comprar comida y que te la lleven a domicilio, aplicaciones para comparar esto y aquello; nos hemos cargado en cuestión de pocos años el proceso mediante el cual obtienes un producto.

Es cierto que generan facilidades, pero más allá de eso, lo que está propiciando es comodidad y quitando tiempo que puedes compartir con tu familia, con tu pareja, mientras recorres ese proceso, el de ir a hacer la compra por ejemplo, o el de irte a comer fuera porque antes o después queréis aprovechar para visitar un lugar concreto dando un paseo. Todo eso, queda ventilado y eliminado de un plumazo. Por comodidad. Porque la comodidad te hace permanecer en esa zona tan cómoda, tan confortable, de la que no te quieres ir pero que, por otro lado, no paras de quejarte por el compañero, por la cantidad de trabajo, por el horario, por la lejanía del gimnasio, porque tienes que subir escaleras, porque bla bla bla… ¿No te gusta? Cámbialo, pero asume las consecuencias.

Lahm

Y eso es precisamente, lo que no estamos dispuestos a asumir, las consecuencias de ser el motor de cambio sea el proceso que sea en el que estemos inmersos. Porque generar un cambio implica adoptar un nuevo patrón de conducta, querer enfrentarte a situaciones nuevas que sabes que no vas a controlar, que quizás hasta generen más trabajo, más nervios y más intranquilidad por asumir retos nuevos, en contextos diferentes, en los cuales ya no estás tan cómodo como antes. De hecho, hay una frase muy dada al uso que es: «Si algo funciona, no lo toques.» Y esa, querido lector, es una de las grandes mentiras que te pueden contar.

Porque por mucho que funcione, sea lo que sea, la sociedad, el contexto, cambian a una velocidad de auténtico vértigo de modo que, o modificamos nuestra marca, nuestro producto, nuestra persona, nuestra versión, o nos estamos quedando estancados. Y si te quedas en el sitio anclado, luego no te quejes porque estabas avisado. Los AllBlacks siempre tienen presente este lema: «Cuando estés en el top de tu juego, modifica tu plan de juego. Busca el hueco.» Es un cambio de mentalidad, y de paradigma, absolutos. Es tener siempre presentes que uno debe permanecer en constante mejora, buscando ideas, lanzando preguntas, cuestionándose a cada momento, y poniendo en práctica lo que aprenda aunque al principio el resultado no sea el esperado. No es una cuestión sólo de resultados, sino más bien una cuestión de actitud.

Porque la comodidad, la facilidad, la zona de confort, llámalo como quieras, no existe, es mentira querido lector porque todo cuesta. Lo que hoy vale, lo que hoy funciona, dentro de un tiempo no muy lejano dejará de funcionar, por tanto es necesario evolucionar, renovarse, crecer, mantener la ilusión, tener proyectos que te mantengan vivo. La mayoría de las veces no hay cambio porque en realidad no queremos, porque sabemos perfectamente que un cambio implica modificar, en mayor o menor grado, lo que veníamos haciendo hasta el momento. Y ese cambio requiere de un período de tiempo, para lograr una adaptación al nuevo entorno, al nuevo contexto, a las nuevas exigencias que conllevará.

A raíz de evitar esta comodidad, o por lo menos creo yo que hay que evitarla, me viene a la memoria lo sucedido entre Philipp Lahm, capitán del Bayer de Munich y la directiva del club. Los jugadores tienen prohibido «rajar», criticar al equipo en medios de comunicación, pero sin embargo Lahm estimó oportuno hablar claro ante un medio en una entrevista concertada, con el fin de alcanzar una mayor visibilidad sobre lo que él consideraba, era el problema por el cual su equipo no era eficaz para conseguir victorias. Esta entrevista implicó tener que dar explicaciones ante toda la directiva, la correspondiente multa económica, y que muchos de sus compañeros le mirasen con cara de pocos amigos. Aún con todo, tras el empate conseguido contra el Shalke 04, llegaron las victorias que permitieron al Bayern Múnich ganar la Copa alemana, la liga, y la Champions League. Y no solo eso, sino ayudar mucho a definir el estilo de juego que quería el Bayer Múnich para en base a ello, realizar los fichajes oportunos.

«El ejemplo de Lahm sugiere que la tranquilidad no es más importante que la verdad; al menos la clase de verdad que plantea un capitán del cual conocemos su apasionado compromiso, que trabaja al servicio del equipo y que evita atacar a sus compañeros en el ámbito personal. Para liderar de manera eficaz, creía Lahm, un capitán tiene que decirle la verdad no solo al poder, sino también al resto del equipo. <<Eso de que tenéis que ser once amigos es una idea absolutamente romántica>>, me decía. «

Quien quiere crecer, debe arriesgar, y quien arriesga debe contemplar que el resultado quizás no será el que espera. Pero tampoco será la misma persona que comenzó ese proceso, ese recorrido, ese camino. Y eso es lo verdaderamente importante, avanzar sin perder la ilusión, ir hacia delante precisamente para mantener viva esa ilusión, ilusión que viene generada por un proyecto, un proyecto que es nada más, y nada menos, que tu propia vida. Siéntete protagonista, siéntete vivo, y sigue caminando hacia delante. Como diría cierto Capitán: «Mis tropas siempre van hacia delante.» 

Les mando un fuerte abrazo, y que tengan una muy buena semana. Siempre Avanti. Quisiera recordar a Quini, no porque le conociera en persona (por desgracia, no tuve la oportunidad), sino porque llama la atención el cariño que ha dejado en los corazones de tantísima gente. Como bien dijo un buen amigo hace poco, ése es el mejor y mayor legado que podemos dejar en esta sociedad tan falta de valores. Estas líneas van por ti, Quini:

«El título más valioso que puedes conseguir en esta vida es el de buena persona. No lo conceden las Universidades. Sólo lo otorgan los valores.» (Pep Marí)

Quini

 

 

Ternura, límites, y comunicación

«Las sociedades pueden ser inteligentes y estúpidas según sus modos de vida, los valores aceptados, las instituciones o las metas que se propongan.» (José Antonio Marina) 

Y la nuestra, la que vamos construyendo poco a poco, paso a paso, va camino de ser tremendamente estúpida. Duele decirlo, más si cabe teniendo en cuenta que el ser humano posee inteligencia, lo que pasa es que no basta con tenerla, hay que aplicarla, y aplicarla de la manera correcta.

Nos vamos adentrando cada vez más en un contexto, en un marco muy concreto en el cual se vislumbra una crisis demasiado grande como para, al menos, no tratar de atenderla. Una crisis sumamente compleja, peligrosa, y diría hasta contagiosa, a la cual si no somos capaces de poner remedio terminará con nosotros. Hablo de una crisis de personalidad, de una crisis en lo referente a la forma de ser y actuar, que necesita de un giro, de un estudio, de un impulso positivo que sea capaz de reconducirla. Porque no vamos bien, y la acción de meter la cabeza bajo tierra cual avestruz, aunque sea la táctica de nuestra grandísima clase política, creanme que esa táctica no funciona.

Reflexionando sobre ello, y enlazándolo con una parte de los libros que ando revisando, llego a la conclusión de que el principal problema antes que nada, es la imposición del «YO» ante el «NOSOTROS»; la absoluta victoria momentánea del ego ante la humildad, por la necesidad de mostrar, porque el hecho de no poseer una personalidad lo suficientemente bien construida y armada lleva a necesitar que alguien, sea quien sea, valide nuestros actos. El problema es que esto ni funciona, ni va a funcionar, porque  el ser humano es un ser social, por tanto necesita relacionarse. La cuestión, la duda, es si sabemos relacionarnos.

La construcción de la personalidad, que a su vez determina la calidad de las relaciones sociales del ser humano, pueden depender perfectamente de tres componentes: la ternura, los límites, y la comunicación. Al mismo tiempo, sobre la comunicación para que pueda fluir de manera correcta, debería de ser práctica, con un componente físico, y coherente.

Todos necesitamos ternura, amor, cariño, para que se genere un contexto en el cual la persona se sienta atendida, generándose en ella confianza. Ahora bien, un exceso de ternura lleva a la sobreprotección, al miedo de que le suceda absolutamente todo, y todo pasa por evitar sentimientos de frustración, de fracaso, de tristeza. Y ahí está el fallo, en evitar todos esos sentimientos, todos esos momentos, durante su etapa de crecimiento. Porque la cuestión no es que viva esos momentos, sentimientos; sino más bien que aprenda a encajarlos, aceptarlos, y obtener un aprendizaje potente para lo que esté por venir.

La necesidad de poner límites es sumamente obvia, y sin embargo, creemos que por poner límites estamos queriendo menos. Nada más lejos de la realidad, porque cuando realmente una persona te importa, le quieres, sabes perfectamente que es necesario marcar unos límites en cuanto a normas, conductas, comportamientos, que van definiendo a su vez su ética, sus valores. No poner límites no es sinónimo de querer más; al contrario, es ocuparte muy poco por la formación. No todo vale, ni de cualquier manera.

Y referente a la comunicación, es nuestra herramienta más poderosa en la construcción de relaciones personales. Lo malo, es que aún sabiéndolo muy pocas veces se enseña a hablar en público, cómo generar conversaciones interesantes, o por ejemplo, saber cómo acompañar lo que dices con un correcto lenguaje no verbal. Precisamente referido a esto, quiero resaltar la figura de Tim Duncan, el absoluto líder de los San Antonio Spurs: «Él no juzga a las personas-decía Popovich sobre Duncan-. Intenta entender quiénes son, qué hacen y cuáles son sus puntos fuertes. La cuestión es que sabe captar muy bien a la gente. Cuando supimos eso de él, supimos que íbamos a poder traer aquí a casi cualquiera, a menos que fuera un asesino en serie, y él iba a saber qué hacer con él. Cuando Tim Duncan te toca la nuca o te pasa el brazo alrededor, o se inclina hacia ti y te dice algo durante un tiempo muerto, es fantástico. Sabe que recibir su atención es una auténtica pasada para el desarrollo y la autoconfianza de sus compañeros, y ese reconocimiento ha hecho de él el líder que es.» 

A día de hoy, lo que sucede es que no se controla ninguno de estos aspectos. Otorgamos ternura desmedida, sin límites, y no enseñamos a comunicar de la manera correcta. Este absoluto desastre en términos de enseñanza, que primero deben darse en casa y posteriormente en la escuela, se traduce en comportamientos que rozan los términos legales, en faltas de respeto, en la construcción de una persona que vive por y para ella, lo que supone un atentado primero contra ella misma sin saberlo, en consecuencia sobre la sociedad en la cual vive cada día. Y la única manera no solo de paliar este dolor, sino de encontrar una solución al problema, pasa por saber cómo y cuándo aplicar cada uno de los componentes de los que hemos hablado anteriormente.

Tenía mucha razón José Antonio Marina, cuando decía que «Las sociedades pueden encanallarse cuando se encierran en un hedonismo complaciente, y carecen de tres sentimientos básicos: compasión, respeto y admiración.» Fíjense que estos sentimientos están estrechamente relacionados con la humildad y la vulnerabilidad, elementos esenciales para saberse no mejor ni peor que el resto, sino sencillamente diferente. Y que además, por ese mismo motivo serán nuestras relaciones personales las que nos complementen, ayudándonos a ser mejores personas, y en consecuencia mejores profesionales, cada día de nuestra vida.

Recuerden el lema de los AllBlacks: Mejores personas hacen mejores AllBlacks. Por tanto, un excelente profesional debe ser una excelente personal; pero para ello necesitamos enriquecernos de todo cuanto nos rodea, siendo esto solamente posible haciendo un ejercicio poderoso de humildad y predisposición al aprendizaje, a la escucha atenta, observando, conservando la maravillosa actitud del niño que cree que aún pueden sorprenderle. Porque la realidad, es que la vida a cada instante, a cada momento, nos sorprende. Sepamos apreciarlo, y valorarlo.

Les mando un fuerte abrazo, y que tengan una muy buena semana.

«Y, mas que un hombre al uso que sabe su doctrina, soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.» (Antonio Machado)

«En mi soledad he visto cosas muy claras, que no son verdad.» (Antonio Machado)

«Me has agregado la fuerza de todos los que viven. Me has dado la libertad que no tiene el solitario. Me enseñaste a encender la bondad, como el fuego. Me hiciste construir sobre la realidad como sobre una roca. Me hiciste adversario del malvado y muro del frenético. Me has hecho ver la caridad del mundo y la posibilidad de la alegría.» (Pablo Neruda)

el aguador

 

Invierte en tu patrimonio

 

«El dinero lo puedes tirar contra la pared; tus hijos pueden incluso no respetarte. Por eso, el único patrimonio que tenemos de verdad somos nosotros, y rara vez invertimos en nosotros.» (Michael Robinson)

El pasado sábado era especial, porque la clase que había preparado para nuestro grupo del Máster en la especialidad de Educación Física era un concepto de clase que nunca había hecho, que jamás había llevado a cabo. Y la ilusión por ver cómo quedaba todo, por percibir si era una experiencia positiva, productiva, para los alumnos, hacía que sintiese ese hormigueo producto de la inquietud, de lo nuevo, de la exploración. Como diría Idriss Aberkane en su libro, «Nunca se persevera tanto como cuando se ama lo que hace. La pregunta ¿Cuándo fue la última vez que hice algo por primera vez? es la misma pregunta que motivó a los «hombres honestos» del Renacimiento a explorar y practicar varias disciplinas de forma paralela. De Al-Ghazali a Miguel Ángel, Giordano Bruno, Leonardo Da Vinci o Richard Francis Burton, todos ellos tenían un punto en común: la pasión por lo nuevo, también conocida como neofilia.» Y es esto mismo, lo que me movía a sentir esas sensaciones durante esa mañana.

Obviamente no voy a lanzar ningún tipo de valoración sobre la clase, eso se lo dejo a quienes fueron los protagonistas absolutos: los alumnos y alumnas. En mi caso, quiero ir un poco más allá, enfocándome en el proceso, en el cómo se llega a este punto. La organización, la idea de cómo llevar a cabo la clase, no parte solamente de mí sino que implica una serie de reuniones  profesores míos en ese mismo Master, que ahora son compañeros y amigos, preguntándoles su punto de vista, cómo podía llevar a cabo la clase, qué material emplear, cómo grabarlo, cómo asignar los roles; lo que viene siendo todo el desarrollo completo. Todo ese proceso de creación de la clase, diseño, ideas, reflexiones, lo disfruté tanto como el mismo día que tuvo lugar dicha clase, y esto me lleva a pensar en el verdadero patrimonio que tenemos a nuestros alrededor, del cual muy pocas  veces somos conscientes.

En una sociedad tan marcada por el egocentrismo, por la individualidad, por la necesidad de validación (casi llegando al punto de adulación), es más necesario que nunca ser conscientes de cuánto y cuán valioso es el patrimonio que tenemos en nosotros, y alrededor de nosotros. Patrimonio en forma de personas, de amigos, de profesionales con más experiencia que nosotros, puntos de vista diferentes que enriquecen. Como dijo en su momento Jonas Salk, «Mi actitud es siempre la de permanecer abierto, la de continuar explorando, indagando. Creo que es el modo en que las cosas funcionan en la naturaleza. Hay muchas personas de mente estrecha, rígidas, pero esa no es mi inclinación.» Ni tampoco la mía; creo que pocas experiencias me gustan más que aquellas en las que escuchando, observando, opinando, y reflexionando, crezco. Me ayuda a sentirme más vivo, más pleno, porque sigo manteniendo la capacidad de disfrutar de lo cotidiano, de lo sencillo, pero a la vez, lo esencial.

Ojalá algún día entendamos, y sobre todo lleguemos a darnos cuenta a tiempo, de cuánta riqueza tenemos a nuestros alrededor en forma de personas, amistades, familia, que se transforman en vivencias, experiencias, aprendizaje, mediante los cuales no solo nos hacen mejor a nosotros, sino que suma también a aquellas personas con quienes convivimos. Este post es una invitación a la reflexión de cuánto inviertes en tu patrimonio, recordando siempre que una vida plena está estrechamente ligada a la siguiente pregunta: ¿Para qué estoy aquí? Dar sin esperar nada a cambio, entregarte a fondo en cada tarea que haces, te reporta un sentimiento de plenitud que no se puede comprar con ninguna cantidad económica. Porque todo lo que haces, y todo lo que vives, comienza a tener un significado, y eso supera a todo lo demás.

Concluyo con unas líneas extraídas del último libro que ahora me encuentro leyendo, estudiando, y reflexionando:

«Cuando nuestra entrevista tocaba a su fin, le pregunté si pensaba que su esfuerzo era contagioso. <<Creo que cuando ves a un compañero trabajando al máximo y darlo todo (no me refiero a mí, sino a cualquiera), lo que no puedes hacer es quedarte ahí y dejar que un jugador del otro equipo te pase por delante-me respondió-. Si todo el mundo está dando el cien por cien y tú das solo el ochenta, se nota. Así que creo que eso hace que todo el mundo dé el cien por cien.» (Entrevista a Carles Puyol, para el libro Capitanes)»
 «Haz lo que tu hombría te ordena; de nadie sino de ti mismo esperes aplauso; pues el que más probablemente vive y muere es quien hace y observa sus leyes, que a sí mismas se hicieron. Cualquier otra vida es muerte en vida, un mundo donde no moran sino fantasmas, un soplo, una brisa, un sonido, una voz, un tintineo de la campana del camello.» (Richard Francis Burton)
«Poco puede aprender el que no sabe desaprender.» (Richard Francis Burton)

Que tengan una muy buena semana, y sean felices. Un fuerte abrazo.

Charla completa con Michael Robinson

El capitán Jaime Nava, en su discurso con la selección española de Rugby

Rugby España

Fuente: (EFE)

 

30 Oportunidades

» Es esencial entender que las batallas se ganan en su mayor parte en el corazón de las personas» (Vince Lombardi)

Y probablemente eso mismo, afrontar cada pequeña o gran batalla entregando todo mi corazón en la tarea, ha sido lo que me ha llevado a estar donde estoy. Porque al final uno aprende que, lo que está en nuestra mano ante la adversidad, es simplemente pelear, presentar batalla, unir fuerzas, poner pasión, y afrontar la tarea de la mejor manera posible.

Ayer cumplía 30 años, una cifra que me parece preciosa, realmente bonita. Lo mejor de todo, es que si hace exactamente 6 años me dicen que los iba a cumplir de esta manera, sinceramente no me lo hubiera creído. Y era ese mismo pensamiento, al mismo tiempo que recordaba momentos especiales que he vivido durante esa franja de tiempo, el culpable de que se me formara un nudo en la garganta bastante considerable. Pero a su vez pensaba, bendita emoción, mereces emocionarte por eso.

Justo con 24 años asumía que era necesario operarme otra vez, porque las pérdidas de audición ya eran lo suficientemente significativas como para no atenderlas. Pero por más necesarias que fueran, eso no quita que no tuviera miedo a que otra vez la operación no sirviera para nada. Por aquel entonces además, sabía ya a qué se debía ese cansancio extremo que notaba a menudo, y por el cual tuve que cuidar mucho mis tiempos de descanso. A todo esto, súmale el no tener apenas trabajo, demasiado tiempo libre buscando motivaciones, algo a lo que agarrarme, a lo que aferrarme.

Tuve muy claro que mis ilusiones me las tenía que marcar yo, decidí ponerme a estudiar más aún si cabe sobre liderazgo, sobre cómo controlar mis emociones, mi cabeza, para que no me traicionase nunca. Aprender a centrar mi atención en lo que suma, en lo positivo, y de esa manera mantenerme implacable en la consecución de los objetivos que tenía por delante: 1-Que todo el proceso de la operación y post operatorio saliera bien. 2- Curarme (mantenerme de la mejor manera posible, hasta que apareciese el tratamiento). Al mismo tiempo que tener muy claro, que iba para un plazo medio-largo de tiempo, que debía ser paciente, mantenerme sereno pero sin perder la esperanza ni un solo día.

De esa manera, mes tras mes, sucesivamente fueron pasando. Primero la operación del implante, luego la recuperación, hasta que en Diciembre la vida me regaló la posibilidad de saber qué era eso de escuchar por el lado derecho, y cómo se siente uno experimentando semejante sensación. El grado de felicidad aumentaba, por todo lo que empezaba a vivir, experimentar, en mi día a día. Pero aún quedaba otra meta volante: Curarme. Y para ello, más paciencia, más serenidad, porque desconocía cuándo saldría el tratamiento.

Llegaron los controles, las revisiones, todo se mantenía, y yo fiel a la promesa que en su momento le hice a la doctora de cuidarme al máximo. De repente, una sucesión de acontecimientos, «Pablo, no vas a tener que entrar al ensayo, te metemos ya con el tratamiento. El 22 de Diciembre lo comienzas.» Ese viaje de vuelta a casa jamás se me olvidará, llorando desde que me subí en el coche hasta que llegué al garaje. La meta volante más cerca, pensé. Hay que seguir, se puede conseguir, y hay que pelear por ello.

De esa manera, a partir del 22 de Diciembre se fueron sumando las semanas, los controles, las revisiones, las consultas donde veíamos cómo estaban los análisis, y con todo ello se llega a la fecha marcada en rojo del 7 de Junio. La meta, ahí la tienes, la estás rozando, sólo te queda un sprint, el día que cambió mi vida. «Pablo, estás curado, todo genial.» En ese preciso momento no puedes contenerte, es imposible mantenerte impasible ante el hecho de conseguir estar bien de verdad, o como diría mi amigo Marcos, «como un avión».

Conseguida esa meta, faltaba la siguiente: conseguir una opción de trabajo,un lugar donde crecer, donde aprender. Y apareció, como las oportunidades que te brinda Dios en forma de personas, en forma de momentos, y traté por todos los medios de aprovechar esas oportunidades al máximo, de disfrutarlas y lograr que disfrutasen quienes estaban conmigo. Así hasta el día de hoy que te escribo estas líneas, emocionado por ver el camino recorrido, pero con la misma actitud de siempre, la que me levanta de la cama día tras día: nunca es suficiente.

Conformarme no va conmigo, y ahora que siento estar en el lugar donde siempre quise trabajar, mi sentimiento es que debo dar lo mejor de mi cada día. Hacia mis padres, mi familia, hacia mis amigos/as, a mis compañeros de trabajo, porque no hay mejor manera de sentirte pleno que devolviendo lo que Dios y la vida te ha regalado. Por desgracia, creo que no existe una receta con pautas, ni yo soy quien para dártelas porque no me considero ni me consideraré una persona de éxito. A parte, cada uno debería preguntarse…¿qué es el éxito para mí? Yo, personalmente, prefiero asegurarme de ser feliz, de que hago lo que me apasiona, y ayudo a brillar a quienes a mi lado están.

Pero hay unas claves, que Sam Walker en su libro Capitanes, reúne y que son a su vez los siete rasgos de los capitanes de equipos de élite:

«1- Extrema tenacidad y capacidad de concentrase en la competición. 

2- Un juego agresivo que pone a prueba los límites de las normas. 

3-La disposición a realizar un trabajo ingrato en la sombra. 

4-Un estilo de comunicación discreto, práctico y democrático. 

5-La capacidad de motivar a otros con apasionadas exhibiciones no verbales.

6-Fuertes convicciones y coraje para diferenciarse.

7-Un férreo control emocional.»

Creo que si somos capaces de aplicar esos rasgos a nuestra personalidad, a nuestro carácter, en definitiva, a lo que nos define, probablemente nos acercaríamos más de lo que imaginamos a nuestros objetivos, a nuestras metas. A mí, en mi caso concreto, mostrarme siempre predispuesto a aprender al mismo tiempo que tratar siempre, en cada momento, de dar lo mejor de mí, me ha ayudado mucho. Espero que a ti, querido lector, te sirva de ayuda, y si compartir esta reflexión en el día de hoy resulta útil, brindo por ello.

Porque el motivo de esta página, de contar mis experiencias, lo que he vivido, como justamente he leído esta tarde en twitter (y me ha encantado, gracias de corazón) no es con la pretensión de dar lecciones de vida, sino más bien plasmar sobre la pantalla una reflexión, un punto de vista, una manera de entender y sentir la vida, que si puede resultar útil entonces estará cobrando todo el sentido y significado que yo deseo que tenga está pagina. Es el motivo con el que se creó, con el fin último como bien dice la portada, que tú seas capaz de encontrar Tu mejor versión.

Que tengan una muy buena semana, un fuerte abrazo, y deseo de corazón que sean felices, que vivan su vida de manera auténtica y verdadera. Esa es la mejor victoria que pueden lograr. Cada día, cada semana, cada año, una oportunidad de encontrar tu mejor versión.

clase gemma

«Nunca fue una cuestión de contratos o de dinero. Nunca presté atención a los premios MVP o a cuánto respaldo lograba, solo a cuántos títulos ganábamos». (Bill Russell)