Cambiar la mirada

«No ha podido ser, pero lo volveré a intentar con todas mis fuerzas en el British Open (siguiente ‘Major’ que jugaba) y si no en el PGA y si no en el Masters. No voy a dejar de intentarlo.» Estas eran las declaraciones de Sergio García, tras finalizar el US Open en Oakmont, una ciudad que estaba siendo testigo de un cambio. Un giro en la manera de ver la competición, en la actitud de un Sergio García que comenzó a valorar más cómo recorría el camino. Un grado de madurez que le llevaría, un año más tarde, a ponerse una chaqueta tan bonita como es la verde del Máster de Augusta.

La contradicción es tan grande como bonita. El deporte de élite se ha convertido en un generador de ansiedades, de estrés, de inconformismo absoluto por el éxito para hoy, aquí, y ahora; pensar más en la victoria que está por venir que en la que se acaba de conseguir independientemente de la gesta que se haya conseguido, dejando de valorar cuánto trabajo, cuánto tiempo, cuánta preparación cuesta conseguir, precisamente eso, la victoria. Porque la realidad es así de cruda, siendo realmente lo excepcional ganar.

marcelo bielsa

Es complejo, porque conforme el nivel deportivo es más grande mayores son los contratos, sus cantidades, las exigencias de los patrocinadores porque quieren verte ganar, porque lo que vende es ganar siempre, el reclamo es mayor, el número de ventas se incrementa, todo sube, y se gana más dinero; de la misma manera que no ganar conlleva pérdidas económicas, que el club se tambalee ante la posibilidad de perder una categoría, de perder la inyección económica de los propietarios. En resumidas cuentas, todos los caminos llevan a la parada de la Victoria.

Sin embargo, lo que todo el mundo parece desconocer o no dar la importancia que merece, es que la parada Victoria se encuentra en un enclave hasta el cual es difícil llegar, con curvas, ascensos, descensos, y que si no se posee la calma, la tranquilidad, la paciencia necesaria, probablemente nunca llegues a esa parada. ¿Curioso verdad? Todos demandan prisa, y sin embargo tú como entrenador, tratas de poner calma en los jugadores, en tu deportista de alto nivel (mal si no lo has hecho ya), y tratas de focalizar su atención en el presente, en lo que acontece, intentas llevar sus miradas a los elementos realmente controlables, intentando que disfruten de lo que viven.

Sergio García

Tenemos dos ejemplos bien claros, muy recientes, en Sergio García y Rafael Nadal. El primero ha ganado el Master de Augusta, una gesta tan extraordinaria como laboriosa, una gesta que para conseguirla le ha obligado a cambiar su mirada, a adoptar una actitud de luchador constante, de perseverancia, sabiendo que igual esta vez no toca, pero que hay que intentarlo, siempre hay que intentarlo con todo tu corazón.¿ Y Rafael Nadal?¿ Qué me dicen? Campeón en el Masters 1000 de Monte Carlo por décima vez; insisto DÉCIMA VEZ.

Ya lo decía Woody Allen, «el 90% del éxito se basa simplemente en insistir», de la misma manera que Julio Velasco nos recuerda que «El deporte enseña y sirve para aprender a perder, además de ganar. Sirve para aprender que para ganar hay que hacer las cosas bien, hay que sacrificarse, hay que ser eficiente y hay que darle importancia a las cosas importantes y a las cosas menos importantes, aunque el precio a pagar sea muy costoso. Pero sirve también para aprender a perder. El verdadero deportista sabe que no se puede ganar siempre. La excepción es ganar siempre. Lo normal es alternar la victoria y la derrota.»

rafa nadal montecarlo

En la misma línea se posiciona un maestro no sólo para el fútbol, sino más importante aún, para la vida, Marcelo Bielsa, quien explica que «Éxito y felicidad no funcionan como sinónimos, hay gente exitosa que no es feliz, y hay gente feliz que no necesita del éxito para serlo. La obligación que tiene todo ser humano es rentabilizar sus opciones de ser feliz. Entonces nosotros deberíamos aclararle a la mayoría que el éxito es una excepción, no es un continuo. Los seres humanos de vez en cuando triunfan pero habitualmente desarrollan, combaten, se esfuerzan y ganan de vez en cuando, muy de vez en cuando.»

Todo ello me recuerda a la charla que impartí en el Colegio Arenales, a los chicos apuntados allí a la actividad de fútbol. Les pregunté qué entendían ellos por éxito, y la contestación de uno de ellos me reafirmó, más aún si cabe, en que todavía se siguen haciendo muchas cosas mal: «Que me admiren». La sociedad está mal enfocada. No se debe buscar la admiración, la alabanza, porque eso no es éxito, es puro interés. Éxito es tener la garantía de que se puso el corazón cada día, cada segundo, que se dio lo mejor para el colectivo, para el equipo de trabajo, que se disfrutó en los buenos momentos, se supo sufrir cuando tocó, recordando siempre que se está obligado a insistir, tener paciencia, y no perder nunca la motivación, la ilusión, ni la ambición por ser mejor que ayer. Probablemente, pensando y viviendo así, nos encontraremos más veces de las que imaginamos con un éxito que es quizás más verdadero. Por más deprisa que quiera ir su entorno, detenga el tiempo, párelo, porque en la tranquilidad, en la mirada pausada se disfruta más. Que tengan una muy buena semana, un fuerte abrazo, y sigan insistiendo, que todo llega.

«Muchos dice que las utopías son idioteces. Pero en todo caso serán idioteces vitales. Un profesor que no deja a sus alumnos pensar en utopías y equivocarse es un muy mal profesor.» (Richard Sennett)

«La mayor causa de los fracasos es querer adelantar los éxitos. Los éxitos llegan cuando han de llegar, no antes.» (Jose Luis Martínez)



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