Tiempo y personas

«Estos son los tiempos difíciles en los cuales un genio desearía vivir. Las grandes necesidades exigen grandes líderes.» (Abigail Adams) 

¿Saben por qué se considera esencial el liderazgo? Porque se centra en la persona. A día de hoy, más que nunca, se considera estrictamente necesario la recuperación de valores, de integridad moral, ética, y conducta ejemplar con dignidad en el día a día. Tenemos un problema muy grave por resolver: la formación de la persona.

La consecuencia de una escasa, o mejor dicho nula, formación de la persona tiene la repercusión inmediata en los niños que se convierten en adolescentes, quienes adquieren una incapacidad espantosa para tomar decisiones correctas, o mejor dicho, tener la personalidad suficiente para de esa manera disponer de una capacidad que les lleve a tomar decisiones. La sociedad, el contexto, todo lo que nos rodea, desvirtúa cada día más qué es importante, qué es esencial, para conseguir la tan ansiada felicidad.

Si la educación es tan importante, ¿por qué seguimos sin cambiar la manera de desarrollar las clases? ¿por qué reventamos a deberes a nuestros pequeños y pequeñas? De verdad, discúlpenme, pero no entiendo que un niño de 9-10-11 años, tenga que estar desde las 18:00 que llega a casa, hasta las 21:00 que va a cenar, sin parar de hacer deberes. Es mentira, no se cambia, y a quien le duela la crítica o carezca de capacidad para ejercerla así mismo, que no lea estás líneas. Pero de cambio nada oiga, estamos peor, mucho peor.

La educación exige no sólo de profesores que dictan o ponen un power point día tras día; pide a voz en grito líderes, personas con una capacidad de transmitir, de saber hacer llegar el mensaje de la manera correcta, para que la comprensión del alumno/a sea lo más completa posible. No es cuestión de enseñar mucho, sino más bien de enseñar muy bien. Calidad, no cantidad. Deberíamos plantearnos si enseñamos a hablar, a expresarse de la manera correcta, a generar contextos en los cuales ellos y ellas generen interacciones, conexiones emocionales. El niño, cuando más aprende, es cuando está involucrado en la tarea, y no como un mero oyente. Deberían recordarlo.

Es vital enseñar también la importancia del tiempo, de saber valorar a la persona que invierte parte de tu tiempo en ti, para que tú aprendas, crezcas, mejores. Eso también se enseña, todo depende del mensaje que mandemos cada día, porque recuerden que con el ejemplo se lidera, es con los hechos con los que se deja huella, y es con el trato que das como más impacto logras en quien te está escuchando. No es lo que dices, sino cómo lo dices.

Enseñemos también a saber valorar la esencia de todo lo que nos rodea, de qué es importante y qué no es tan importante para ser feliz, cuando en realidad se necesita muy poco para ser feliz. Es curioso que cuando hablas con alguien que viaja, o que ha tenido un susto de salud, te dicen lo mismo: «Te das cuenta de que antes, te amargabas el día con cosas que tú creías que eran importantes, y en realidad no lo son.» Por favor, que no tengamos que llegar a ese punto, porque eso también es educación. Enseña a ser feliz con lo justo, que valoren todo lo que tienen. Que no es más feliz el que más tiene, sino el que mejor valora lo que posee. Que no sólo poseer está referido a elementos materiales, sino que tiene que ver mucho más si cabe con una familia que te quiere, con unos amigos que te quieren de verdad, todo eso son posesiones, quizás más verdaderas que un móvil de última generación con el que haces historias de instagram, mientras olvidas a la persona con quien estás cenando. Paradojas de la vida, ¿verdad?

Quizás yo sea demasiado romántico, nostálgico, llamadlo como queráis. Pero soy de quienes mandan un mensaje cuando he disfrutado mucho con una quedada, con una comida o cena entre amigos/as, cuando escribo para decirle a un amigo que me siento afortunado por tener ese vínculo de amistad con él, me sale así, y me sale de lo más profundo de mi corazón. Creo que estaría bien que valorásemos un poco más todo lo que disfrutamos cada día, que quizás es más de lo que pensamos, y e hiciéramos un esfuerzo por no caer en la burbuja que ha diseñado la sociedad, condensada de una felicidad que es totalmente ficticia, que igual que viene, se va.

Hay quien siempre te dice que anda mal de tiempo, y sin embargo hay quien siempre tiene un minuto para ti. La sensación de mucho o poco tiempo es relativa, subjetiva, para cada uno de nosotros, pero el tiempo visto de manera objetiva es el mismo, 24 horas cada día, para todos, la diferencia está otra vez no en el qué, sino en el cómo lo empleas. La escala de prioridades, aquellos elementos a los cuales les damos una determinada importancia mayor o menor, viene determinado en gran parte por la educación y las experiencias vividas.

Como por suerte no todos han vivido una situación límite de salud, por el motivo que sea, que les ha llevado a valorar de una manera más real (no digo mejor ni peor) la vida, hagamos por lo menos todo lo posible mediante la educación, mediante el liderazgo, mediante el ejemplo diario, la transmisión de una enseñanza que de verdad enseñe a vivir, y no a trabajar como máquinas. Hay que enseñar a un niño como un niño, a un adolescente como un adolescente, para que sepa vivir como un adulto responsable, siendo una persona con valores, con dignidad, honestidad y ejemplar.

Enseñamos para el futuro trabajo, un trabajo que encima no sabemos ni dónde estará, en qué puesto, en cuál empresa, y con qué función; cuando en realidad deberíamos enseñar para la vida, para poseer una gran capacidad de adaptación, de conexión y empatía con otras personas, capacidad además para diseñar y generar contextos mediante nuestro liderazgo, para que no sólo yo crezca como persona sino también las personas que me rodean en mi día a día.

Comparto con ustedes un fragmento, del que se puede extraer una lección potente:

«La lección de la polilla
Una noche estaba yo hablando con una polilla. 
Trataba ella de meterse en una bombilla y achicharrarse en el filamento. 
-.¿Por qué se empeñan ustedes en realizar esa maniobra?-le pregunté. 
-¿Se trata de algo convencional en las polillas? ¡Vaya! si se tratara de una vela y no de una bombilla eléctrica, serías ahora un poquito de repugnante ceniza. 
-¿Es que ha perdido usted el juicio?
Tenemos mucho-me respondió. Pero sucede que a veces nos cansamos de usarlo. 
Nos hastiamos de la rutina y buscamos la belleza y la aventura. El fuego es hermoso, y sabemos que acercarnos demasiado nos matará.
Pero, ¿qué importa? 
Es mejor ser feliz un instante, y quemarnos en la belleza, que vivir una larga vida de hastío. Nos enrollamos en una notita de algodón, y luego la hacemos reventar. 
Para eso es la vida. 
Es mejor ser parte de la belleza un instante y luego dejar de existir, que existir para siempre y no ser jamás parte de la belleza. 
Nuestra actitud frente a la vida es:
Lo que fácil se gana, fácil se pierde. 
Somos como eran los humanos antes de ser demasiado civilizados satisfechos. 
-Antes de que pudiera contradecir su filosofía, voló y se inmoló en un encendedor patentado. 
No estoy de acuerdo.
Prefiero tener la mitad de felicidad y el doble de longevidad. 
Pero a la vez, quisiera poder desear algo tan intensamente como ella deseaba quemarse.»

Seguimos con otro pequeño texto:

«Tener auto-respeto lo es todo. Sin él, no somos sino esclavos sin voluntad, al capricho de todo mundo, especialmente de aquellos que tememos o despreciamos… Uno piensa:»Ningún trabajo es suficientemente bueno; después de todo, si me necesitan, si me han contratado, ¿cómo podrían ser ellos (o el trabajo) buenos? La frase magnífica de Groucho Marx lo dice todo en relación con aquellos que no tienen auto-respeto: «No me afiliaría a ningún club que me aceptara como socio.» Se ahogan en el auto-reproche. Para ellos, cada encuentro demanda demasiado y recibe muy poco. Cada palabra sin respuesta se convierte en un monumento a su propia pereza, un epitafio a su culpabilidad. Sin auto-respeto, nos entregamos y hacemos el último sacrificio: vendernos nosotros mismos.»

El compromiso, la credibilidad, saber gobernarse a sí mismo, saber focalizar la atención mediante una visión, implementar un significado mediante la comunicación eficaz, generar confianza mediante el posicionamiento, el despliegue el yo a través del auto-concepto; todos estos elementos son imprescindibles, se pueden transmitir mediante el liderazgo, y por eso es tan importante la presencia del mismo en las aulas. Sería bueno un ejercicio de reflexión, para ver de qué manera podemos enfocar la educación con el firme objetivo de ayudar a formar personas. Entendamos la educación, la enseñanza, como una herramienta que tiene por fin la transmisión de valores a otras personas, con un propósito, una finalidad, una misión que trascienda verdaderamente en su significado.

Que el niño que en su momento fuimos, jamás se avergüence del adulto en quien nos hemos convertido. Un fuerte abrazo, que tengáis una muy buena semana, y recuerden que nos mueven los sentimientos, las caricias, las sonrisas, los abrazos, las palabras que salen directamente del corazón. Es tan sencillo como dedicar tiempo a la persona. Tiempo y persona, ambos insustituibles.




«Si tus acciones inspiran a otros a soñar más, a aprender más, a hacer más y a ser más, entonces eres un líder.»(Johan Quincy Adams)

mufasa y simba

Un comentario

  1. J. Rolf · noviembre 14, 2017

    Muy buen post!!! Quizás te guste alguna de las entradas de mi blog.
    Un saludo

    Me gusta

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